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      Cómo plantar chía en el jardín y tener semillas durante todo el año

      • Los mejores consejos para tenerla en casa.
      • Además, los beneficios de incluirla en la dieta.

      Cómo plantar chía en el jardín y tener semillas durante todo el añoCómo cultivar chía. Imagen Grok
      Redacción Clarín

      Plantar chía es el primer paso para cosechar en casa uno de los “súper alimentos” más estudiados de la última década. Esta planta mesoamericana se aclimató sin problemas al norte argentino y, con cuidados simples, puede prosperar también en macetas soleadas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

      Al elegir cultivarla, se abre la puerta a disponer de un suministro propio de “semillas de oro” con alto contenido de ácido alfa-linolénico.

      Además, cultivar chía en casa permite reducir la huella de carbono ligada al transporte y asegura el consumo de semillas frescas.

      Las semillas de chía se pueden moler, o consumir directamente harina de chía. Foto Shutterstock.Las semillas de chía se pueden moler, o consumir directamente harina de chía. Foto Shutterstock.

      Varios estudios recientes muestran que, al integrar a la dieta diaria, disminuye triglicéridos, LDL y presión arterial sistólica. Esa combinación de lípidos saludables y fibra soluble favorece la saciedad y mejora la respuesta glucémica postprandial.

      Cómo plantar chía en el jardín y tener semillas durante todo el año

      Antes de sembrar, preparar un lecho soleado con suelo mullido y drenaje rápido; incorporar compost y arena para lograr pH 6-7,5 y estructura ligera, condiciones que favorecen la emergencia y evitan encharcamientos fatales para la raíz.

      El paso a paso para la siembra comienza esparciendo las diminutas semillas a voleo entre fines de enero y el 15 de febrero, cuando la temperatura media ronda los 25 °C; cubra con apenas 5 mm de sustrato y mantenga humedad constante: la germinación ocurre en 7-14 días.


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      Al alcanzar 10 cm, ralee hasta dejar 12-20 plantas /m²; esa densidad maximiza la captación de luz, suprime malezas y, tras las primeras cuatro semanas, permite suspender riegos porque la chía es muy tolerante a la sequía.

      La cosecha llega hacia mayo-junio, cuando las espigas se tornan pardo-gris; corte al amanecer, deje secar boca abajo y desgrane suavemente. Reservar parte de las semillas y volver a sembrar en macetas abrigadas cada 60 días: así dispondrá de granos frescos durante todo el año en climas sin heladas severas.


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      Los beneficios de consumir semilla de chía

      • Perfil cardiovascular: La semilla de chía presenta un equilibrio lipídico singular: su relación omega-3/omega-6 bordea 3:1, proporción asociada a descensos medios de 8-13 mg/dL en triglicéridos y a una reducción clínicamente significativa de la presión sistólica, según el meta-análisis más reciente de 14 ensayos controlados. A la vez, 30 gramos de chía concentran unos 180 mg de magnesio, 115 mg de potasio y 180 mg de calcio, tríada mineral que refuerza la vasodilatación endotelial y la regulación tensional.
      • Salud digestiva y control glucémico: Cada cucharada (10 g) aporta cerca de 5 gramos de fibra total; su mucílago absorbe hasta 12 veces su peso en agua, formando un gel que prolonga la saciedad y ralentiza la digestión de hidratos. Varias investigaciones demostraron que, incorporada a un snack matutino, la chía incrementa la saciedad postprandial durante cuatro horas.
      • Potencial neuroprotector y antiinflamatorio: El ALA vegetal se convierte parcialmente en EPA y, en menor medida, en DHA, ambos vinculados a menor inflamación neuronal y mejor sinapsis. Además, polifenoles como miricetina, kaempferol y quercetina actúan como antioxidantes que neutralizan radicales libres y protegen el tejido nervioso.
      • Salud ósea y muscular: Con casi 500 mg de calcio y 1 gramos de fósforo por porción de 28 gramos, la chía supera en densidad mineral a la mayoría de los lácteos, lo que contribuye a la prevención de osteopenia y a la contracción muscular eficiente.
      • Gestión de peso y metabolismo: La combinación de fibra soluble y proteína completa favorece el balance energético: incrementa la termogénesis y reduce la ingesta calórica espontánea, un efecto reforzado por la mejora del perfil lipídico.
      • Consumo responsable: La ingesta habitual recomendada es de 2-3 cucharadas diarias (28 gramos) acompañadas de líquidos; cantidades mayores pueden provocar distensión o constipación por exceso de fibra. Quienes toman anticoagulantes, hipoglucemiantes o padecen trastornos digestivos deben introducirse gradualmente e hidratar las semillas previamente para minimizar riesgos.

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