Tener un árbol de almendras en tu jardín suena a un lujo reservado solo para quienes tienen mucho espacio. Pero lo cierto es que, con paciencia y siguiendo un truco muy simple de expertos en jardinería, es posible hacer germinar una semilla y criar tu propio almendro desde cero. No es fácil, pero tampoco imposible, y la recompensa es grande: sombra, flores hermosas y, con el tiempo, frutos llenos de beneficios.
El proceso requiere cuidado y constancia, pero lo podés llevar adelante en tu jardín incluso si solo tenés un patio chico o una terraza. El almendro, además de ser una planta noble, aporta un toque estético y natural muy atractivo a cualquier rincón. Y lo mejor de todo: si lo cuidás bien, en unos años vas a poder cosechar tus propias almendras.
Cómo germinar una almendra paso a paso
El primer paso es elegir bien el fruto. Para que el proceso funcione, necesitás usar almendras crudas, sin tostar y sin ningún tipo de proceso industrial. Una vez que las tengas, seguí este procedimiento:
- Dejalas en remojo entre 24 y 48 horas en un recipiente con agua.
- Luego, podés romper con cuidado la cáscara dura con un cascanueces para acelerar la germinación, aunque este paso es opcional.
- Envolvé las semillas en una servilleta de papel húmeda (no empapada) y guardalas dentro de un tupper o bolsa plástica.
- Colocalas en un lugar cálido y oscuro. Cada dos o tres días revisá que la servilleta esté húmeda y ventilá la bolsa para evitar hongos.
- Si todo va bien, en una o dos semanas vas a ver salir una raíz. En ese momento, ya se puede sembrar.

Una vez que germinó, pasala a una maceta con buen drenaje. La raíz debe quedar apuntando hacia abajo, a unos 2 cm de profundidad, y cubierta suavemente con tierra. El almendro necesita buena luz y temperaturas templadas, así que ubicá la maceta en un lugar con sol directo al menos unas horas por día.
Beneficios de las almendras
Aunque vas a tener que esperar entre tres y cinco años para poder cosechar tus propias almendras, el esfuerzo vale la pena. Estos frutos secos no solo son ricos, sino que están llenos de propiedades nutricionales:
- Ayudan a bajar el colesterol malo y cuidan la salud cardiovascular.
- Colaboran con el control del peso y el azúcar en sangre.

- Son ricas en antioxidantes, mejoran la piel y fortalecen el sistema inmune.
Cultivar tu propio almendro es una manera hermosa de conectar con la naturaleza, aprender sobre el ciclo de vida de una planta y, de paso, sumar salud a tu dieta desde tu propia casa.
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