En el mundo de la alimentación, abundan los mitos. Algunos se transmiten de generación en generación y otros nacen de modas pasajeras y se instalan en el imaginario social sin demasiado fundamento científico.
Así, por creencias equivocadas, muchas veces terminamos dejando de lado alimentos que en realidad son muy valiosos para nuestro organismo.
La cebolla es uno de esos casos. Con fama de “caer pesada”, en especial si se consume cruda, muchos la evitan por temor a que irrite el estómago o afecte al hígado.
Sin embargo, diversos estudios indican que esta afirmación se inclina más hacia el mito que a la realidad. Incluso coinciden en que la cebolla, lejos de perjudicial, podría ser una gran aliada para la salud hepática.

El impacto de la cebolla en el hígado: mito o realidad
El portal de divulgación científica Tua Saúde afirma en un artículo que este ingrediente básico de la gastronomía “ofrece muchos beneficios para la salud, como ayudar a reducir el colesterol "malo", mantener la salud intestinal, disminuir el riesgo de cáncer y prevenir el envejecimiento prematuro”.
Y agrega: “Esto se debe a que la cebolla (Allium cepa) contiene fibra, quercetina y antocianinas, nutrientes y compuestos bioactivos con propiedades prebióticas, antiinflamatorias, hipoglucemiantes y antioxidantes”.
El sitio Semana, por su parte, indica que consumir cebolla cruda con frecuencia no solo no daña el hígado, sino que lo ayuda a funcionar mejor. Además, los especialistas recomiendan comer cebolla cruda para aprovechar al máximo sus propiedades.

Estos son los principales beneficios que tiene la cebolla para la salud:
1) Estimula el buen funcionamiento del hígado
Gracias a compuestos sulfurosos y antioxidantes, como la quercetina, la cebolla actúa como un desintoxicante natural. Estimula la actividad hepática, lo que ayuda a depurar la sangre y a eliminar sustancias dañinas acumuladas tras la digestión.
2) Mejora la digestión y alivia fermentaciones estomacales
Comer cebolla cruda antes o junto con las comidas estimula la producción de jugos gástricos y enzimas digestivas, favoreciendo una digestión más rápida y eficiente. También reduce la hinchazón y la sensación de pesadez después de comer.

3) Favorece la eliminación de líquidos
Por su efecto diurético natural, la cebolla contribuye a combatir la retención de líquidos, ayuda a desinflamar el organismo y favorece la función renal. Por eso, suele recomendarse en casos de edemas, gota o trastornos del sistema urinario.
4) Regula el azúcar en sangre
La glucoquinina y la quercetina que contiene la cebolla tienen efecto hipoglucemiante. Estos compuestos ayudan a mantener los niveles de glucosa más estables, siendo un alimento recomendado para personas con prediabetes o diabetes tipo 2.

5) Reduce el colesterol LDL (el “malo”)
Al mejorar la circulación y evitar la formación de coágulos, la cebolla ayuda a mantener las arterias limpias y saludables. También reduce la oxidación del colesterol malo (LDL), lo que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
6) Combate infecciones respiratorias y fortalece el sistema inmune
Por sus compuestos azufrados, la cebolla actúa como antibiótico natural. En combinación con ajo, puede ayudar a prevenir y tratar gripes, faringitis, bronquitis y otros problemas del sistema respiratorio. También aporta vitamina C y antioxidantes que fortalecen las defensas del cuerpo.
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