Con la guerra arancelaria como telón de fondo, una delegación nutrida de más de 30 funcionarios y autoridades de empresas chinas se reunió este miércoles en Buenos Aires con el equipo de Luis Caputo y una treintena de empresarios argentinos. La misión -la más importante de los últimos 10 años- vino a estrechar lazos y firmar acuerdos, pero también a dilucidar la postura de Javier Milei ante la polarización del tablero global propiciada por Donald Trump en su batalla contra el "saqueo comercial", del que acusa a la potencia asiática.
"Frente a la política arancelaria de los Estados Unidos, queremos conocer la actitud y políticas del gobierno argentino, y la situación de las empresas chinas en Argentina", señaló el miércoles al mediodía el vicepresidente del Consejo de China para la Promoción del Comercio Internacional (CIT), Nie Wenhui, en una reunión de dos horas a puertas cerradas con los empresarios de la Cámara de Asia, presidida por Rallys Pliauzer, y con traducción de por medio.
La comitiva enviada por el Partido Comunista Chino ingresó a las 12.30 al edificio donde se encuentran las oficinas de Marval O´Farrell & Mairal, en Alem al 882. Participaron funcionarios del CIT, la Cámara de Comercio Internacional de China (CCOIC), diplomáticos de la embajada asiática y unos veinte CEOs de firmas chinas y sus filiales argentinas, líderes en energía, infraestructura, transporte, agroindustria y tecnología.
Los jóvenes ejecutivos sin corbata son parte de una generación de unos 30 años en promedio, en algunos casos ingenieros y en otros estudiantes, en su mayoría hombres, que vinieron en representación de Coop Cereals and Oils, Sinograin Oils Coporation, Hisense, Zizang Zhufeng Resources, ICBC, Power Construction, China Railway, ZTE Corporation, Fiberhome y Bank of China.
La delegación arribó con una demora de 30 minutos debido a que se prolongó una reunión previa con la subsecretaria de Comercio Exterior, Carolina Cuenca para firmar protocolos bilaterales de comercio y energía. Los representantes gubernamentales y dos firmas chinas invitaron a la Argentina a participar de la Tercera Exposición Internacional de la Cadena de Suministro de China en julio en Beijing, en particular al pabellón de energía verde.
Durante el encuentro posterior con la Cámara de Asia, Pliauzer y Wenhui renovaron un acuerdo de cooperación firmado en 2016. Y el funcionario chino anunció un acuerdo para la compra de soja, maíz y aceite por US$ 900 millones. La operación, que involucra a Sinograin, Syngenta, Cofco, Dreyfus y Fisway, representa solo el 1% de los US$ 80.000 millones que exportó Argentina al mundo en 2024, pero sería una primera señal de la reorientación de compras chinas hacia Sudamérica, producto de los aranceles impuestos por Trump.
Según el vicepresidente del CIT, el objetivo de la visita es promover las relaciones "prácticas" bilaterales, la compra de granos, invitar a los empresarios a la exposición en Beijing que se celebrará del 16 al 20 de julio, e "informarse" de primera mano, en el marco de las tensiones con Estados Unidos, país que en las últimas semanas envió a Buenos Aires un funcionario del Departamento de Estado y al jefe del Comando Sur, Alvin Holsey.
Con 30 oficinas en el extranjero y cerca de 100.000 de compañías en el mundo, el CIT es la mayor organización china de promoción de comercio e inversión y depende directamente del primer ministro chino, Li Qiang. "Quiero hacer tres sugerencias: trabajar conjuntamente para explorar nuevas oportunidades dentro de las tensiones, encontrar estabilidad en los cambios y encontrar una nueva fuerza motriz entre la incertidumbre", dijo el funcionario.
En tanto, el titular de la Cámara de Asia destacó la jornada "histórica", elogió a la gestión de Javier Milei por las reformas estructurales "valientes", los beneficios del RIGI y la desregulación de normas "obsoletas", a la vez que describió a China como el socio comercial e inversor más importante del siglo XXI. "Argentina los recibe de pie, con entusiasmo y esperanza y firme vocación de apertura al mundo", sostuvo Pliauzer, también director del Grupo Bagó.
En el salón decorado con banderas chinas y argentinas, se encontraban Eduardo Elzstain (IRSA), Alejandro Elzstein (Cresud), Miguel Farrell (Edenor), Francisco Soldati (Fenix Partners) y Guillermo Battolla (Biosidus). También estuvieron Marcelo Diez (Grupo DESA), Enrique Hurtado (Newsan), Demian Podolsky (BGH), Luciano Ojea Quintana (Marval), Mariano Perel (ICBC), Maximiliano Postigo (Panda Corporation) y Guillermo Tassello (Heinlein), entre otros.
La misión de dos días, que desembarcó el martes, se enmarca en la batería de viajes lanzados por Beijing para mantener su influencia entre sus socios comerciales. En esta ocasión, apuntaron a la Argentina y Costa Rica, su último destino. La última visita de semejante escala tuvo lugar en 2016. Desde entonces, hubo desembarcos puntuales, como en febrero pasado, pero ninguno de la envergadura de esta gira, que incluyó un cocktail y concluyó con una reunión por la tarde en la torre del ICBC en Puerto Madero.
"El año pasado el volumen total de comercio registró US$ 17.700 millones, demostrando la fuerte resiliencia y potencial entre China y Argentina", dijo el consejero comercial de la embajada china, An Guanghui. Y luego de ponerle números a la relación entre ambos países, destacó que este año se profundizó el vínculo con "resultados fructíferos", siendo China el segundo socio comercial más importante de la Argentina.
Pero el diplomático también aprovechó para criticar a la istración de Trump: "Recientemente, Estados Unidos impuso aranceles de manera imprudente lo que violó normas de OMC y afectó intereses de todos los países, mediante el unilateralismo, proteccionismo y hegemonismo económico. No hay ganadores en guerras comerciales y arancelarias y no hay salida al proteccionismo. Todos los países, incluida Argentina, son víctimas del hegemonismo de Estados Unidos, ningún país puede salir inmune".
Si bien el funcionario destacó que Beijing está de acuerdo en reunirse el sábado con los negociadores de Trump en Suiza para resolver la guerra comercial, su mensaje fue leído entre los presentes como una señal de los nuevos tiempos en los que China ya no se mantiene callado. "Empezaron a mostrar los dientes", dijo un empresario. Otro ejecutivo, cercano a Milei, silenciosamente se ubicó a un costado de la foto grupal, cosa de pasar desapercibido.
En ese contexto, el Gobierno parece enfrentar presiones cruzadas crecientes. Pese a que el Presidente viajó 10 veces a Estados Unidos y lo declaró como su principal aliado, la Casa Blanca incrementó las exigencias para que cancele el swap por US$ 18.000 millones y ponga distancia a su rival. Ahora, desde el gobierno de Xi Jinping también le piden definiciones al mandatario. Por lo pronto, en la Casa Rosada, siguen sin concretar su primera visita a China.
SN
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