El papa Francisco dijo inicialmente no a la propuesta de realizar su entierro en la Basílica Vaticana de Santa María la Mayor., pero una semana después cambió de opinión.
Llamó al comisario extraordinario de la basílica, que hoy es también su coadjutor, el cardenal lituano Rolandas Makrickas, y le dijo: "Nuestra Señora me dijo, 'prepara la tumba', estoy muy feliz de que la virgen no se haya olvidado de mí".
La revelación la hizo el propio Makrickas.

"Habíamos discutido sobre una posible tumba durante varias reuniones", dijo Makrickas.
"Le había propuesto que lo enterraran allí por su devoción a la Salus Populi Romani, el icono mariano que se conserva en la basílica, pero inicialmente se negó porque los Papas suelen ser enterrados en las Grutas Vaticanas", agregó.
Luego lo pensó, después de la "sugerencia" de la propia Virgen.

El cambio de opinión
Hace apenas dos semanas, el papa Francisco visitó Santa María la Mayor en privado, aunque fue sorprendido por la prensa.

Parecía una de sus muchas visitas, un homenaje como otro cualquiera a Salus, la Virgen tan querida por él, a la que había rendido homenaje 126 veces y siempre con ocasión de sus viajes, y en cambio quizá Francisco tenía ya alguna oscura premonición.
El difunto Papa, muy devoto de la santa, había dicho varias veces que cuando le rezaba casi siempre recibía como señal una rosa blanca. Esta flor también estaba en la capilla del Policlínico Gemelli desde donde se difundió la primera fotografía del Papa hospitalizado.
Agencia ANSA.
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