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      La dramática historia de Oesterheld, creador de El Eternauta: de maestro de la ciencia ficción a su desaparición durante la dictadura militar

      • El contexto que lo llevó a escribir el cómic de ciencia ficción nacional más importante.
      • Su militancia y su desaparición en la última dictadura militar.

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      Oesterheld: la historia del guionista que creó El Eternauta

      Este miércoles 30 de abril se estrena la serie de El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín. La misma le debe su título y su trama a la historieta escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López.

      Oesterheld está escribiendo en su chalet de Beccar. Está en 1957 y afuera de su domicilio hay un mundo descolocado por la Guerra Fría. No imagina que esas páginas que teclea en su máquina de escribir van a trasladarse a la pantalla chica de Netflix ni a convertirlo en uno de los autores más renombrados de la literatura argentina. Mucho menos que esas mismas páginas van a quedar para siempre entreveradas, de un modo a veces confuso, a su propia historia, una de las más siniestras de la última dictadura militar.

      El Eternauta salió por primera vez el 4 de septiembre de 1957 en la revista Hora Cero Semanal. Cuenta la historia de Juan Salvo, un hombre que queda atrapado en su casa junto a su familia y amigos mientras en el mundo cae una nevada mortal.

      Los últimos números de El Eternauta salieron en 1959, diecisiete años antes del comienzo del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. La influencia de la trama fue la tensión mundial de la posguerra y el miedo nuclear. Como a Oesterheld y su familia fueron desaparecidos por la dictadura, el libro quedó erróneamente vinculado con el gobierno militar. En la memoria colectiva hay una cierta simplificación de El Eternauta que lo categoriza como libro de denuncia.

      “Oesterheld escribía en revistas de ciencia. Era la década del 50: carrera espacial, peligro atómico... la época de oro de la ciencia ficción”, explica a Clarín el guionista Luciano Saracino, que escribió la serie biográfica Germán, últimas viñetas. “Oesterheld era un guionista humanista. Observaba y escribía sobre el alma humana. Él usaba a los géneros para hablar del alma”.

      Saracino lo define a Oesterheld como un autor lúcido. La publicación de El Eternauta y sus repercusiones lo respaldan: el libro movió las placas tectónicas para la industria literaria. Fue un antes y un después.

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      Nuevo trailer de "El Eternauta"

      El Eternauta dio vueltas por todo el mundo: se tradujo al italiano, inglés, alemán, francés, ruso y chino. Quedó rebotando en la mente de los fanáticos de los cómics como la obra gráfica más importante del cono sur. Ahora, con la serie de Netflix que dirige Bruno Stagnaro y protagoniza Ricardo Darín a la vuelta de la esquina, El Eternauta y Héctor Germán Oesterheld, en tándem, vuelven a estar en discusión.

      La influencia de Oesterheld

      La revista Hora Cero Semanal se vendía en kioskos por un peso con cincuenta centavos y compartía ración con otras dos historias firmadas por Oesterheld: Ernie Pike y Randall the Killer. Así como llegaba a la casa de los argentinos, se iba a la basura. Por esos años la historieta era una especie de hija bastarda de la literatura. Los autores no firmaban lo que hacían.

      Oesterheld entró en el canon de la literatura argentina con una historia que quebró con todo lo establecido hasta entonces. Las historietas de la época situaban su acción en las grandes capitales. Oesterheld ambientó a El Eternauta en Buenos Aires, que hasta entonces sólo estaba representada en la obra de Jorge Luis Borges y en el tango.

      Fernanda Nicolini propone un segundo motivo: el del héroe colectivo por sobre el individual. Según ella, coautora junto a Alicia Beltrami del libro Los Oesterheld, es lo que hizo que “El Eternauta se termine reinterpretando en cada época”.

      Héctor Germán Oesterheld, con la primera tira de la Hora Cero.Héctor Germán Oesterheld, con la primera tira de la Hora Cero.

      La historia que escribió Oesterheld se volvió universal por interpretar con sensibilidad las tensiones políticas que mantenían en vilo al mundo entero. Por eso pasaron casi 70 años y la obra no caducó: porque no fue una denuncia política con tendencias.

      “Oesterheld siempre tuvo una mirada muy humanista. Uno piensa en Ernie Pike: un enviado de guerra al que no le interesa ver quién gana la guerra, sino quién está sufriendo y cómo se sufre igual de los dos lados”, aporta Nicolini.

      La dictadura

      Pasaron veinte años de esos tecleos en Beccar. Las cuatro hijas que Oesterheld tuvo con su esposa, Elsa Sánchez, crecieron. Diana, Estela, Beatriz y Marina se comprometieron política y socialmente y empezaron a militar en villas y universidades. Ninguno de los seis sabe cómo, si por lo que él les inculcó o por lo que las cuatro jóvenes trajeron de afuera, pero Oesterheld también empezó a involucrarse en la política.

      Nicolini y Beltrami cuentan que hubo algo de circular en la relación con sus hijas: las cartas que les enviaba cuando viajaba por Europa forjaron a fuego lento el carácter de las cuatro. Ellas convirtieron su chalet en una sede de reuniones.

      “De todas las entrevistas que hicimos, de los testimonios y del archivo de cartas al que accedimos lo que se ve es algo más dialéctico: las chicas crecieron en una casa donde siempre se inculcó una educación para que tuvieran empatía social”, completa Beltrami. Años después, las Oesterheld le imprimieron a su padre los nuevos pensamientos de su época.

      La familia Oesterheld.La familia Oesterheld.

      Las publicaciones con un compromiso político más rabioso de Oesterheld son posteriores al primer El Eternauta. En 1968 escribió la biografía del “Che” Guevara y en 1969 la segunda versión de su obra cumbre, cuya mirada nueva cuenta que los extraterrestres y las potencias mundiales se alían para entregar a los países de América Latina. Poco quedó de aquella viñeta donde Franco, Favalli y Salvo cargan con ese Mano moribundo y lo llevan a morir de cara al cielo, mientras canta una canción de cuna mirando a las estrellas.

      Si bien ya pasaron dos décadas de esa escritura humanista, Oesterheld sigue sin saber cosas. Una de ellas es que tanto él como sus hijas y sus respectivas parejas van a terminar desaparecidos por el gobierno militar tiempo después.

      Al igual que sus hijas, Oesterheld se sumó a Montoneros, pero como jefe de prensa. Pasó a la clandestinidad y se cuenta que juntaba monedas para depositar en teléfonos públicos y dictar los guiones de sus obras en proceso. Entre ellas, El Eternauta II. En abril de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas en La Plata.

      Para Saracino, Oesterheld nunca supo que fue el autor de la obra más importante de la ciencia ficción en Argentina. Asegura que su figura fue empujada por los autores contemporáneos y los que vinieron después. Oesterheld no fue sólo el que escribió Ernie Pike, Sargento Kirk o El Eternauta, sino que también es una persona desaparecida.

      “Además de la figura está la leyenda de Oesterheld. Por supuesto, a la leyenda nunca llegó a entenderla porque no la vivió”, termina Saracino. “Él nunca supo que, quizás, el que lo torturaba a él o a sus hijas también leía El Eternauta. Y que el torturado de la celda de al lado también lo había leído”.


      Sobre la firma

      Dante Conti
      Dante Conti

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