Envuelta en una brisa apenas refrescante, la más absoluta calma reina en el frente costero de Puerto Madryn. Ni siquiera el paso acelerado de las combis por la larga lengua de más de un kilómetro del muelle Luis Piedrabuena -apurados por acercar a la costa a los turistas que desembarcan de dos descomunales cruceros amarrados desde la madrugada- alcanza a quebrar esa atmósfera relajada que prevalece en este destino de la costa de la Patagonia.
Sobre la playa de piedras y arena se encienden los motores de los tractores, que se aprestan a empujar las lanchas hacia el mar. Guías, sus tripulantes y una treintena de pasajeros desfilan en hileras hacia cada embarcación y va tomando forma la incomparable aventura de dejarse conmover por la repentina aparición de delfines en alta mar y registrar ese momento único con la vista atenta y la cámara.
El primer tramo de la navegación transcurre en aguas calmas y furiosamente azules, que parecen reverenciar el porte monumental de los cruceros y apenas remueven la quilla de cargueros fondeados que esperan turno para aferrarse al muelle.

Alrededor de un pesquero chino dedicado a la extracción de camarones con espinel, petreles gigantes revolotean en busca de carroña. También nadan albatros como intuyendo la cercanía de algún cardumen, pero el más claro indicador para los navegantes lo dispensan bandadas de pardelas y gaviotas, a la espera de la salida a escena de delfines para ganarles de mano en la puja por el alimento.
Mientras el sol parece decidido a encender todos sus reflectores, el capitán del gomón Balú Nueva del Golfo acelera el paso, advertido por el guía de la aparición de una aleta puntiaguda que emerge hacia el norte, allí donde la proa apunta en línea recta a la playa El Doradillo y el itsmo Ameghino de Península Valdés.

El aviso sacude la modorra de los viajeros, deja inconclusas cada una de las charlas de confraternidad en idiomas varios y genera una sucesión de gritos. La emoción de apodera de todos, ya sumados a un concierto de gritos que advierten, cada vez más seguido, de la aparición de ejemplares en grupos o en parejas, a no más de un par de metros de babor y estribor.
Si a un costado asoma el hocico corto de un ejemplar oscuro, del otro lado se dejan ver decenas de delfines que amagan con desafiar a los forasteros con una carrera y una rápida sesión de piruetas. El espectáculo natural, que un rato antes parecía quedar en una mera promesa, se sostiene con nuevos protagonistas, hasta tanto cada viajero termine de llenar sus ojos y cámaras con las imágenes más sorprendentes.
El impacto causado por los delfines tiene tal efecto que el tramo final del paseo parece signado por la satisfacción plena. Ahora, el capitán sigue el rumbo que marcan los vuelos rasantes de cormoranes y gaviotines y el barco silencia el rugido del motor ante la panorámica de la colonia de lobos marinos de Punta Loma a unos 20 kilómetros al sur de Puerto Madryn.

De a poco, a la altura de la playa Paraná -detrás de los restos del barco Folías, hundido en 1967-, el barco retoma en línea recta el camino de retorno a la ciudad. En la orilla, el fascinante reino de la fauna marina cede terreno a una hilera de casas rodantes y motorhomes instalados al pie de una barda.
Por sobre los viboreantes pliegues del golfo Nuevo, el tránsito de vehículos se intensifica en la subida del Monumento al Indio Tehuelche y Punta Cuevas, el sitio histórico donde en 1865 recaló el barco Mimosa con los primeros 153 colonos galeses que avanzaron tierra adentro por el valle inferior del río Chubut.
En esa zona del sur de Puerto Madryn, el complejo científico y didáctico Ecocentro propone completar la experiencia cara a cara con los delfines con datos de primera mano sobre los ejemplares que pueblan los mares australes.

La visita despega en la Sala de Ballenas, donde un simulador de submarino replica la vista de una ballena franca austral. Otras formas de sumergirse en la inabarcable extensión del ecosistema marino es a través de una pileta de invertebrados vivos, una sala de recreación infantil y la muestra del proyecto educativo “Ambientes entrelazados, desde la meseta hacia la Antártida e islas del Atlántico Sur”.
En esta época, las salidas embarcadas desde la costa de Puerto Madryn se suman a un circuito turístico bastante más amplio, que incluye las casas históricas y continúa más allá de los límites de la ciudad.
La época fundacional de la ciudad revive en el camino del centro hacia el muelle mineralero Almirante Storni. Por sobre todas las construcciones del barrio sobresale la torre mirador del chalet de 1915 que perteneciera al comerciante catalán Agustín Pujol, una de las construcciones más vistosas, a la par de la Casa Toschke, donde en 1905 se estableció el primer colegio con internado de la región y hoy es la sede de la Asociación Cultural Galesa.

El pasado de Puerto Madryn también revive en las antiguas viviendas del gerente y del contador del Ferrocarril, la estación del tren Patagónico que conectaba Madryn con Trelew -inaugurada en 1913-, la finca James y la Casa del Prefecto Derbes.
A 60 kilómetros hacia el sur por la ruta 3, el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew lleva mucho más atrás en el tiempo. Recientemente reacondicionado y reabierto, la sala principal es copada por el esqueleto de un patagotitan -una mole de 40 metros de largo y más de 6 metros de altura que frecuentaba estas tierras aún vírgenes hace 100 millones de años-, reconstruido a partir del hallazgo de un fémur en la estancia La Flecha, un suceso inesperado en medio de la meseta del norte de Chubut.

Otras piezas exhibidas dan cuenta del descubrimiento de la presencia en la zona de ejemplares de megaterio, hipiodon, arcodictis, gliptodonte, macruchenia, toxodon y smilodon.

A 110 kilómetros hacia el sur de Trelew, Punta Tombo vuelve a plantar a acercar a los visitantes con los habituales habitantes de los mares del sur. Unas 210 mil parejas de pingüinos de Magallanes encuentran en esta playa poblada de silencios y el susurro del viento el lugar más indicado para cavar sus nidos y procrear, discretamente cortejados por un elenco estable de cormoranes imperiales y de cuello negro, gaviotas, skuas y lobos marinos de un pelo. Es el epílogo de una aventura única, de principio a fin.
MINIGUÍA
Cómo llegar
٠ Desde la ciudad de Buenos Aires hasta Puerto Madryn son 1.300 kilómetros por Riccheri, Autopista a Cañuelas y ruta 3.

٠ Aerolíneas (desde $ 100.000 ida y vuelta con impuestos) y Flybondi (desde $ 78.000) vuelan sin escala (2 hs.) desde Aeroparque hasta Puerto Madryn.
٠ Bus semicama Andesmar o Cóndor Estrella de Retiro a Madryn (19 hs.), $ 110.000 ida; coche cama, $ 130.000.
Dónde alojarse
٠ En Puerto Madryn, departamentos Las Anémonas (mínimo, dos noches): por día para 4 personas con cocina completa, vajilla, heladera con freezer, microondas, wi-fi , $ 95.000 (0280- 154350767 / www.lasanemonclarin.diariomaranhense.net.ar).
٠ En Trelew, hotel Touring Club: habitación doble con desayuno, wi-fi y estacionamiento cubierto, $ 55.000; triple, $ 80.000; cuádruple, $ 95.000 (0280- 443-3997/8 / 0280- 154538754 / www.touringpatagonia.com).

Cuánto cuesta
٠ Avistaje embarcado de delfines (2 a 3 hs.), $ 100.000; de 4 a 12 años, $ 50.000 (0280- 154663782 / Facebook: Estación Marítima Puerto Madryn).
٠ Excursión en combi a Punta Tombo con parada en el Museo Paleontológico de Trelew (9 a 10 hs.), $ 125.000; de 4 a 11 años, $ 87.500 (0280- 154192774 / 0280- 155057775 / Facebook: Sussanich Turismo).
٠ Entrada a Ecocentro, $ 6.000; de 6 a 12 años y jubilados, $ 3.0000.

٠ Entrada al Museo Paleontológico Egidio Feruglio, en Trelew, $ 15.000; de 4 a 11 años y jubilados, $ 8.000.
٠ Entrada al Área Natural Protegida Punta Tombo, $ 6.500; de 6 a 11 años y jubilados, $ 3.500.
Dónde comer
٠ Pescados (imperdibles, salmón rosado con verduras grilladas y abadejo a la romana), mariscos, carnes rojas, paella, cazuelas y milanesa, en los restaurantes Cantina El Náutico y Bistró de Mar.
٠ Pastas caseras (por ejemplo, ñoquis con salsa boloñesa, ravioles de cordero y sorrentinos), fainá gratinado, cerveza artesanal, empanadas, pizzas preparadas a la vista (las más logradas, fugazza, de rúcula y jamón crudo, de cuatro quesos y de ananá) y panqueques con dulce de leche, en Fervor.
Dónde informarse
٠ (0280) 445-3504/6067 / 154665688
٠ www.madryn.travel
Sobre la firma
Mirá también
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO