Los premios no están a la vista. No se imponen los cuadros que pinta. Ni las fotos de sus trabajos, ni asoma la típica galería de retratos que suelen exponer los actores en mesitas que sólo sostienen el ego. Lo primero que uno ve cuando entra a la casa de Julio Chávez es un banderín de San Lorenzo. Es lo primero que uno ve ahora, porque los colores del Ciclón colorean su casa, y su vida, desde hace poco. "Un amigo me regaló eso y una camiseta del club y me dijo 'Sos de San Lorenzo'. Y me hice fan de grande", suelta con gracia. Ante la cara de sorpresa ajena, agrega: "Es más, cada tanto pregunto 'Che, ¿cómo vamos">