Desde 2014, los nacimientos en Argentina cayeron más de un 40%, una de las bajas más abruptas en América Latina. Esto se ve reflejado en un fenómeno que avanza a paso rápido: los hogares unipersonales. En 1991 eran el 13% y en 2022 ya alcanzaban el 25%. “Es el tipo de hogar que más creció en los últimos 30 años”, indica un informe del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, que da cuenta de esta situación demográfica en el país y alerta sobre el desplome en la tasa de natalidad.
En contrapartida, durante el mismo período, la cantidad del tipo de "hogar multipersonal familiar" pasó de un 86% a un 75%.
Menos hijos, más hogares compuestos por una sola persona, una sociedad que envejece rápidamente y una pobreza que se ensaña con la infancia son, para los especialistas, los principales cambios estructurales que están transformando a la familia argentina.
Este fenómeno también se puede observar en el caso de los hogares con menores de 18 años, que en 1991 representaban el 56% del total, mientras que hoy son apenas el 43%.
También se advierte una reducción del tamaño promedio de los hogares, que pasó de 3,6 personas en 1991 a 2,9 en 2022. Al mismo tiempo, los hogares crecieron más que la población: entre 2010 y 2022 aumentaron un 31%, mientras que la población solo creció un 15%.

"Los centros urbanos presentan valores relativamente estables en cuanto a los hogares con hijos y sin hijos durante los últimos 9 años. Sin embargo, en ellos podemos observar el crecimiento de hogares con un solo niño por sobre los hogares con dos o más menores de 18 años. A nivel nacional estos datos también acreditan familias cada vez más pequeñas, con menos hijos", detallan en el estudio que toma en cuenta datos del Censo 2022 realizado por el Indec.
Menos nacimientos
De acuerdo las estadísticas analizadas, el promedio nacional de hijos por mujer en Argentina se ubica en 1,4, muy por debajo del nivel de recambio generacional (2,1). Y en la Ciudad de Buenos Aires, el promedio desciende al 0,9.
"En términos de puestos, podemos decir que la situación más crítica es la de Chile (1,1); Uruguay y Argentina comparten el puesto con 1,4 desde la segunda mitad de la década de 2010, según datos de CEPAL de 2024", explican a Clarín Dolores Dimier de Vicente y Lorena C. Bolzon, las autoras del informe.
Este descenso está asociado, entre otras razones, a un contexto económico adverso. “La evidencia empírica muestra una fuerte correlación entre la cantidad de nacimientos y variables como el PIB, el empleo y la población económicamente activa”, señala el estudio.
"Así, según el reporte del INDEC, las mujeres que habitan en la CABA tienen en promedio casi 1 hijo menos que las que viven en Santiago del Estero, Misiones o Formosa (que para ese período tenían una tasa de 1,7)", suman Dimier de Vicente y Bolzon.
Cambió el perfil de las madres
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación que retoma este estudio, hace menos de diez años atrás, los nacimientos se concentraban en mayor proporción en la franja etaria entre 20 y 24 años. Hoy, la tasa mayoritaria de nacimientos se produce en mujeres de 25 a 29 años y el segundo lugar lo ocupa la franja etaria entre 30 y 34 años.
"En el mismo período -como se describe- es posible observar un aumento en la maternidad de mujeres en el rango 35-39 y 40-44 años", sostienen.
"Teniendo en cuenta el máximo nivel educativo alcanzado por las mujeres en viviendas particulares entre 14 y 49 años con hijas e hijos nacidos vivos censadas en 2022, el 40,6% no tienen secundario completo, el 37,9‰ finalizaron ese nivel educativo y el 25,5% tienen estudios superiores o universitarios completos o incompletos. Estos datos reflejan que a mayor nivel educativo, menor cantidad de hijos", arrojan en las conclusiones.
Más adultos mayores
Mientras los nacimientos se reducen, los adultos mayores ganan presencia. El índice de envejecimiento –que mide la cantidad de personas de 65 años o más por cada 100 menores de 14– pasó de 29 en 1991 a 60,55 en 2025.

Y ese envejecimiento tiene cara de mujer: hay 228 mujeres por cada 100 varones en ese grupo etario.
Las ciudades más envejecidas son CABA (22,6%), Santa Fe y La Pampa (17,3%). Y los hogares con adultos mayores crecieron un 10% en los últimos 30 años.
“En hogares de jefatura femenina es notoria la presencia de adultos mayores, lo que evidencia las tareas de cuidado ejercidas principalmente por mujeres”, destaca el informe.
La situación de los niños
Hoy, el 52% de los menores de 14 años vive en situación de pobreza. Cerca del 12% son indigentes, revela el estudio, el cual remarca la existencia de un proceso de “infantilización de la pobreza”.
Mientras que en el segmento de los adultos mayores, la pobreza alcanza el 16%, una proporción muy inferior.

“La pobreza se concentra especialmente en las etapas más tempranas de la vida, reproduciendo y profundizando desigualdades estructurales", indican las autoras, que proponen "repensar políticas familiares que integren aspectos de población, educación, vivienda, salud, cuidado y empleo con base en esta nueva realidad es urgente".
Una baja mundial
"Hay una preocupación desde distintos sectores por la baja de natalidad, un fenómeno que se registra también en otros países del mundo", dice a Clarín Natalia Gherardi, abogada y directora Ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
¿Es válida esa preocupación? "Es cierto que genera un importante desafío a futuro: cómo hacer sostenible una sociedad con más personas viejas que jóvenes y cómo financiar un Estado con menos personas aportando a través de los impuestos o las contribuciones de seguridad social. Pero, en todo caso, también es una oportunidad que al parecer ha sido soslayada", responde.
Gherardi habla de "aprovechar mejor los talentos de toda la sociedad", incluyendo a todas las mujeres actualmente fuera del mercado de trabajo o subocupadas, "que quisieran mejorar su inserción en el empleo".
También ve una oportunidad en este debate: "Reflexionar sobre los factores que contribuyen a que muchas personas elijan la maternidad y la paternidad como una opción, y no como un mandato."
Respecto a la figura del Estado, la experta considera que "no le corresponde" intervenir sobre los deseos, aspiraciones y planes de vida personales. "Lo que sí corresponde al Estado es implementar las políticas públicas que podrían ofrecer mejores condiciones para que, quienes han elegido ser padres y madres, lo puedan hacer sin que el empleo o la falta de políticas y espacios para el cuidado, sea un obstáculo", sostiene.
Cómo influye la situación laboral
Gherardi se pregunta si "¿habrá alguna vinculación entre las condiciones de trabajo, la reconfiguración de los espacios y del mercado laboral y el descenso de nacimientos?", y contesta que "tal vez, la inserción laboral y la proyección de su evolución no sea un factor determinante, pero sin duda es un aspecto que se tiene en cuenta".
Si analizamos la tasa de actividad (que involucra a quienes tienen empleo y a quienes lo buscan), destaca que la brecha entre varones y mujeres que no tienen hijos es de 17.4 puntos porcentuales. La brecha se incrementa a 31.4 puntos porcentuales al tener un hijo de 6 años y sube a 40.8 puntos porcentuales al tener 2 hijos o mas de 6 años.
"Son más los varones que tienen empleo (en comparación con las mujeres) y todavía muchos más, cuando hay hijos e hijas en el hogar. La participación de las mujeres en el mercado de trabajo (su tasa de actividad) se reduce cuando tienen niños, niñas y adolescentes, pero sobre todo cuando son más pequeños", resume.
Las responsabilidades de cuidado -en especial en familias con dos o más niños menores de seis años-, para la especialista sigue siendo un freno para el empleo.
Si menos personas eligen el camino de la maternidad y la paternidad, explica, "y eso se percibe como un problema para la sostenibilidad del sistema, pero al mismo tiempo el mercado de empleo parece castigar a las mujeres que son madres, allí parece haber algo que el Estado sí puede válidamente hacer para promover un cambio".
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