Aunque para muchos se haya vuelto costumbre, utilizar las apps de movilidad tiene sus riesgos. Implica subirse a un auto desconocido, que está al mando de un chofer desconocido, para hacer juntos un trayecto por calles, avenidas y autopistas en las que pueden ser víctimas de robos, secuestros, siniestros viales y otros imprevistos.
¿Y si el vehículo que acaba de detenerse frente a la puerta no fuera el que la app envió, sino el de un impostor? ¿Y si se genera una situación desagradable o peligrosa a bordo">