El gobierno de Javier Milei impulsa un plan de "reestructuración" del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que no para de cosechar críticas.
Primero fue el turno de siete ex ministros y ex secretarios de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, que en una carta afirmaron: "Sin un INTA que desarrolle el trabajo experimental no hay investigación, sin investigación al servicio de los productores no hay futuro con crecimiento posible para el agro argentino".
Luego, el director nacional del INTA, Ariel Pereda, que llegó a su cargo por concurso público, realizó su defensa del organismo respondiendole al Ministro de Desregulación Federico Sturzenegger, quien había dicho que en INTA había 6.000 empleados, 3.000 vehículos y un presupuesto de 400.000 millones de pesos. "Para ser franco, sincero y directo, lo que ha comentado son mentiras. El INTA hace un año y medio viene reduciendo su personal, hoy tenemos mil personas menos", dijo Pereda, y juzgó el plan del Gobierno como un "cientificidio".
Además, tanto Pereda como los ex funcionarios criticaron puntualmente la idea de modificar el modo de gobernanza del INTA. "Es un mecanismo del gobierno libertario para desplazar a las universidades nacionales y a los grupos CREA de la toma de decisión, desguazar a la institución, poner en venta sus campos experimentales y provocar el retiro anticipado y el despido de sus recursos humanos altamente calificados", afirmaron.
Ahora, desde las bases mismas del instituto surgieron nuevos argumentos de defensa. Fueron los empleados del INTA Marcos Juarez, en Córdoba, quienes apoyaron a Pereda y detallaron la gran cantidad de beneficios que genera la organización en un país como Argentina. "El INTA constituye un pilar fundamental para el desarrollo agro-bioindustrial de nuestro país, principal fuente de ingreso de dólares", remarcaron, y añadieron: "El financiamiento del INTA no debe ser considerado un gasto público sino como una inversión. Cada peso invertido en el INTA se multiplica por 11”.
En un extenso listado, desde la experimental cordobesa detallaron el rol de sus investigadores en aspectos como el mejoramiento genético de soja y trigo, la producción porcina, el análisis de calidad de suelos, la sanidad vegetal, sanidad animal, biotecnología y extensión.
Luego pidieron que cualquier reforma estructural respete y fortalezca los siguientes principios:
1. La independencia operativa y científica del INTA.
2. Un financiamiento adecuado, estable y diversificado, que permita generar convenios con empresas, organismos internacionales y otros actores del ecosistema productivo y científico, sin comprometer la autonomía institucional.
3. La articulación estratégica con universidades, centros de investigación, organizaciones del agro y el sector privado.
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