La posibilidad que mantiene la fotografía en relación a lo capturado como algo existente –un nodo claro dentro de lo que el dispositivo propone–, se ve condicionada por el enfoque. Esto sucede hace unas décadas en un aspecto clave. Del recorte fotográfico que produce enfocar se obtienen segmentos de cualquier real capturado que funcionan como una obra en sí, dando cuenta de lo que el ojo del autor puede llegar a ver en lo que mira.
Pero la muestra Abstracciones fotográficas, que puede ser visitada en la Fundación Larivière, con curaduría de Alexis Fabry y un diseño expositivo muy sugerente de Juan Lo Bianco, muestra el otro nodo que involucra al término "abstracto" en relación con la fotografía. Tiene que ver con la experimentación en el proceso que apela tanto a la emulsión fotosensible –capaz de ser modificada por distintos factores químicos–como de fotos que se "copian" de forma directa cuando se interponen entre la luz y una placa con sensibilidad a la exposición lumínica.

Las razones de este recorte dentro de una colección de más de 400 fotógrafos, tiene que ver con el uso del sustantivo que transporta el título, algo que queda muy claro en palabras del curador. "La exposición oscila libremente, en función de las inclinaciones de Jean-Louis Larivière, entre dos de sus inspiraciones: por un lado, el informalismo y el expresionismo abstracto y, por el otro, las geometrías de la América fría", dice Fabry, amigo del coleccionista y fundador del espacio en La Boca, con quien comparte la pasión por la fotografía.
Jean-Louis no siente que la fotografía abstracta ocupe un lugar relevante en el corpus total, pero "claro que está presente y lo estuvo desde el origen de la colección", dice en relación a la primera muestra de la fundación en 2022, "Veía la oportunidad de mostrar materiales fotográficos muy diferentes y complementarios de los que se exhibieron en Los sueños de la mujer araña, densamente poblada. Constituían materiales radicales, espoleados por la experimentación, como lo eran muchas obras de la exposición inaugural".

Así, en Abstracciones fotográficas, una línea de estudio dentro de la colección de autores latinoamericanos, es posible encontrar a León Ferrari o Julio Le Parc que usualmente confiaron sus producciones en otros dispositivos, como a variaciones muy interesantes en las obras de Sameer Makarius y el colombiano Jorge Ortiz, muy cercanas a la abstracción pictórica, basadas en la experimentación y donde la cámara deja de tener importancia para centrarse en el proceso fotográfico y la libertad que implica el laboratorio.
De quienes producen recortes con el enfoque destacan los artistas argentinos Andrea Ostera, Jorge Roiger y Facundo de Zuviría, quienes señalan la sustancia geométrica o la armonía formal de una arquitectura que parece dibujada. Juan Travnik y el colombiano Santiago Rebolledo destacan por la captura de los restos, las huellas que quedan en paredes donde pasó algo que apenas queda convertido en sutil presencia.

Víctor Robledo y Geraldo de Barrios, colombiano el primero y brasileño el segundo, usan la ventana como intermediaria de dos visiones que van de lo que la luz refleja en el ángulo de una obra con vidrio colgada a lo que recorta esa pseudo pantalla dejando ver algo simple y a la vez curioso de unos alambres que funcionan casi como líneas negras.
El chileno Cristián Silva-Avária recorta hasta dar con una abstracción pictórica a lo Mark Rotko y el colombiano Fernell Franco, quien tuvo una interesante individual el año pasado, hace que casi desaparezca el indicio de lo capturado por el tipo de procesamiento azaroso de la copia sometida a las inclemencias de la lluvia.

Otro señalamiento del texto de Fabry tiene que ver con cierto origen de documentar que el fotógrafo usa y afirma que "los muros de América, carcomidos por el salitre, magullados por los impactos o vibrantes de colores vivos, significaron un tema inagotable para muchos fotógrafos. Pero un creciente número de artistas optaron por abandonar el registro fotográfico y sustituirlo por una confrontación directa con el papel fotosensible, adentro y también afuera del cuarto oscuro. El gesto delata rabia, a veces es expresivo, pero desde los años 2000 lo más frecuente es que resulta meticulosamente minimalista".
Para conocer mejor los alcances de esta colección, en conversación con Jean-Louis Larivière tocamos el tema del concepto "fotografía latinoamericana" y desde cuando se utiliza.

"La noción de fotografía latinoamericana se consolida, a mi juicio, desde los años finales de los setenta, a raíz del primer Coloquio de fotografía latinoamericana bautizado Hecho en Latinoamérica. ¡Esta reunión es clave! A ella fueron convocados investigadores, curadores y, sobre todo, fotógrafos originarios de toda América Latina. El evento es pionero, tanto porque se fija el concepto de fotografía latinoamericana, como en función de una definición ampliada del concepto mismo de fotografía, sobre todo defendido por determinados artistas mexicanos. Estamos en México, a fines de los setenta, y los experimentos de grupos vanguardistas como Suma o Peyote y la Compañía, para tan sólo citar a estos, que juegan con la noción de fotografía, apropiándose fotos anónimas, explorando soportes alternativos como la fotocopia, están presentes en el Coloquio".
Tomando en consideración que "numerosos fotógrafos del continente son autodidactas, el canon les pesa menos y son particularmente abiertos a la experimentación, a una manera de radicalidad formal. Dos años más tarde, en 1981, el coloquio siempre pionero convoca a una exposición dedicada a libros fotográficos de autores latinoamericanos que celebra la importancia definitiva del libro, del fotolibro en particular". Es interesante saber este dato para entender la pasión de coleccionar y editar fotógrafos de nuestro continente, pero también este otro aspecto que surge de la conversación con Larivière.

"Si existe un rasgo propio de la fotografía latinoamericana, lo ubicaría en la porosidad entre la alta cultura y la cultura popular. Además del contexto de violencia en el que se mueve el fotógrafo y que repercute en su obra. Esta porosidad era neurálgica en la exposición inaugural de la fundación. Al igual que Manuel Puig en su obra, la intención de la muestra colectiva era combinar, cruzar y entremezclar voces y registros que rompieran fronteras entre lo popular y lo culto, o entre la rotunda distinción entre una cultura de masas que trabaja con lo kitsch, lo cursi del folletín sentimental o las películas clase B, y el canon y el glamour del clasicismo tradicional".
Resulta fascinante encontrar algunas claves que nos definen y que provienen de aquello que el arte representa en su función más ancestral que tiene que ver con lo antropológico, ya que mientras vemos obras singulares, los aspectos que subyacen en las producciones amplían considerablemente el reconocernos dentro de una cultura.
Artistas participantes: Rómulo Aguerre | Geraldo de Barros | Lázaro Blanco | Johanna Calle | David Consuegra | Martín Chambi | León Ferrari | Fernell Franco | Billy Hare | Jorge Heredia | Beatriz Jaramillo | Agustín Jiménez | Julio Le Parc | Pablo López Luz | Sameer Makarius | Raúl Martínez | Jorge Ortiz | Andrea Ostera | Santiago Rebolledo | Victor Robledo | Jorge Roiger | Armando Salas Portugal | Cristián Silva-Avária | Juan Travnik | Victor Trejo | José Yalenti | Facundo de Zuviría
- Abstracciones fotográficas - VVAA
- Lugar: Sala 1 Fundación Larivière, Caboto 564, La Boca
- Horario: Jueves a domingos de 12 a 19
- Fecha: hasta el 5 de junio
- Entrada general: $4.000
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