El swingerismo en Argentina parece ser más fuerte como fantasía que como realidad. Al menos eso se desprende de un informe que concluyó que aunque el 37% de los argentinos desea experimentar el intercambio de parejas, sólo el 6% lo concretó.
Los datos surgen de “Radiografía de la No Monogamia en Argentina”, sondeo realizado por la app de citas Gleeden. La estadística del estudio muestra que hay un aumento constante en la intención de explorar formas de vincularse sexoafectivamente, más allá de la pareja tradicional.
El análisis exhibe que, aunque estas prácticas aún son incipientes, la fantasía, el interés y la apertura hacia nuevas maneras de relacionarse están creciendo de forma notable. Además del deseo de indagar en el estilo de vida swinger, muchos encuestados se inclinaron por las triejas (relaciones entre tres personas). En este caso, sólo el 7% ha participado de ellas alguna vez, contra un 39% que expresó que le gustaría probarlo.
“Lo más llamativo no es cuántas personas ya practican la no monogamia, sino cuántas más desean hacerlo. Hay un cambio profundo en marcha: el modelo tradicional ya no responde a todas las necesidades, y cada vez más personas se animan a imaginar vínculos alternativos”, destacó Silvia Rúbies, directora de Comunicación de Gleeden para Latinoamérica.
Swingers en Argentina
Desde el año pasado existe una cifra concreta alrededor de los swingers en Argentina. La Asociación Civil Swinger Libre Argentina (ASLA) realizó en 2024 un censo a nivel nacional, con el fin de saber cuántos eran y dónde estaban. El relevamiento determinó que en Argentina hay 1.300 personas que practican el swingerismo y que la mayor parte de ellos vive en el conurbano bonaerense (45%), seguidos por un 14% de la Ciudad de Buenos Aires y un 12% de Mar del Plata.
En cuanto al rango etario, el 39% de swingers argentinos tiene entre 41 y 50 años; el 29%, 31 a 40; el 19%, 51 a 60; el 9%, 20 a 30; y apenas el 4%, 61 a 70 años.
Finalmente, el censo swinger determinó que las parejas representan al 66% de la comunidad; el 27% son hombres solos; el 6%, mujeres solas, y el 1%, triejas.

Glosario swinger
En Argentina, hay una serie de palabras que ya son un clásico del glosario swinger:
- Unicornio: se trata de la mujer sola que frecuenta la comunidad swinger. Si bien la comunidad es básicamente de parejas, también asisten personas solas que, como se advierte, reciben su propia denominación.
- Single: se trata de los hombres que acuden solos (sin pareja) a eventos de la comunidad swinger.
- Vainilla: son las personas que no practican el swingerismo. Al explicar el origen de esta expresión, desde ASLA explicaron que "siempre se dice que la vainilla es el gusto más aburrido de los helados".
- Evangelizar: es la iniciación en el mundo swinger de una persona que hasta ese entonces no pertenecía a esta comunidad.

Por fuera de estas cuatro expresiones típicas de la cultura swinger argentina existen otras palabras y códigos surgidos desde otras latitudes:
- Blizz: es el acuerdo entre dos parejas heterosexuales, del cual surge un acercamiento sexual entre ellas, donde los hombres son espectadores.
- Amigo horizontal: son las amistades del ambiente swinger.
- Amigo vertical: son las amistades externas al mundo swinger.
- Ananá invertido: el dibujo de esta fruta acomodada al revés (de cabeza) se utilizaría a modo de identificación, una suerte de presentación de parejas swingers en busca de otras personas de la misma comunidad.
El deseo se diversifica
Desde Gleeden enfatizaron que la “Radiografía de la No Monogamia en Argentina” también pone de manifiesto una tendencia clara: los vínculos alternativos ya son parte del imaginario afectivo de los ciudadanos locales.

Cuando se les pregunta cómo creen que serán las relaciones en el futuro, un 35% imaginó un panorama donde la diversidad relacional predomine, con diferentes formatos de pareja coexistiendo sin jerarquías. Sólo un 16% creyó que la monogamia tradicional seguirá siendo la norma.
Además, un 26% opinó que aumentarán los vínculos mediados por la tecnología o la independencia afectiva, como la soltería elegida, las relaciones artificiales o las no exclusivas. Esta evolución sugiere que las estructuras afectivas están en plena transformación, y cada vez más personas se permiten imaginar modelos que priorizan el deseo, el consentimiento y la flexibilidad, más allá de las convenciones.
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