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      Trump, Xi y León XIV, un verdadero “triángulo de hierro”

      Una luz de esperanza en la oscuridad del intento de hacer imperar dogmatismos extremos que, si no se neutralizan, podrían conducirnos a una espiral de destrucción sin límite.

      Trump, Xi y León XIV,                    un verdadero “triángulo                    de hierro”Daniel Roldán

      En la década de los 80 coincidieron en el poder tres grandes estadistas: Ronald Reagan -en los EE.UU-, Mijail Gorbachov -en la URSS- y el papa Juan Pablo II en el Vaticano. Desde 1945 hasta el derrumbe final de la URSS (el 25/12/1991)-, el conflicto excluyente en el mundo era el protagonizado por las dos superpotencias de ese entonces, los EE.UU y la URSS.

      Desde la asunción de Reagan en Washington en 1978, la ofensiva norteamericana iniciada por la istración de Richard Nixon al “reconciliarse” con China en 1972 y así “licuar” su derrota en Vietnam, había marchado viento en popa. El costo de la guerra en Vietnam y el escándalo de Watergate deslucieron la muy importante presidencia Nixon y fue Reagan el que pudo relanzar a los EE.UU al pináculo de su poder global.

      Le faltaba un “socio” en la URSS para poder concretar el inicio de una “nueva era” que marcará el fin del siglo XX y una perspectiva optimista de paz para el siglo XXI. La asunción de Gorbachov a la secretaria general del Partido Comunista soviético en 1985, y en 1988 a la presidencia de la URSS, aportaría el interlocutor en Moscú capaz de enfrentar los desafíos de la historia.

      La Guerra Fría había planteado el peligro de un Holocausto nuclear -premeditado o accidental- con dos potencias parejas en su capacidad destructiva y enfrentadas por la hegemonía mundial, que se peleaba en los cinco continentes. La aparición del Papa Juan Pablo II, Karol Wojtyla, polaco y anticomunista, pero con su país bajo las garras del Oso Ruso, generaba un tercer actor que no contaba siquiera con un revólver con munición de fogueo, pero que oficiaba de “fuerza pacificadora” desde su carismática figura de líder espiritual de Occidente (en un mundo donde el conflicto principal era intra-Occidental).

      Se constituyó así el “triángulo de hierro” que llegó a funcionar muy eficazmente. Para el inicio de la década de los 90’s, la “transición democrática” rusa estaba desarrollándose y el Papa Juan Pablo movilizaba multitudes en todo el planeta, yendo mucho más allá de los límites de la grey católica….era un verdadero Pastor de la Paz Universal.

      En el siglo XXI aparece un nuevo actor central -China- que en el primer cuarto del nuevo siglo, llega a poner en jaque a la primera potencia mundial. De los 100 trillones de dólares de la economía mundial, los EE.UU. detentan US$ 23 trillones y China US$ 19 trillones, con una fuerte tendencia a la paridad total para el 2030. El presidente Trump - en su segunda presidencia- se decide a lanzar una guerra comercial total contra su rival chino, de muy difícil diagnóstico a la fecha.

      El nuevo conflicto central ya no es intra occidental ni entre sistemas económicos antitéticos -capitalismo vs.comunismo- sino entre dos culturas -la Occidental y la Oriental- y dos sistemas políticos muy diferentes -un capitalismo pluripartidario y otro de partido único- .

      El poder de los contrincantes y el clima de incertidumbre generado desde el llamado por Trump “Dia de la Liberación” -el2/4/2025- superaba el impacto de la invasión rusa a Ucrania del 24/2/2022 y el ataque de Hamas en el sur de Israel del 7/10/2023. El Papa Francisco venía intentando ser el “tercer vértice” con los presidentes Xi y Trump. Pero su salud se lo impidió.

      Sin embargo, dejó todo “bien atado” y, entre su capacidad para preparar su sucesión y el toque mágico de la Divina Providencia, el 8/5/2025 se hace cargo de la Iglesia un cardenal peruano-americano, misionero agustino, e imbuido de la Doctrina Social de la Iglesia, inventada por su inspirador y predecesor León XIII. Se ha reconstruido el “Triángulo del Poder”: Trump, Xi y León XIV….una química equilibrada y esperanzadora en un mundo desequilibrado y amenazante.

      Una luz de esperanza en la oscuridad del intento de hacer imperar dogmatismos extremos que, si no se neutralizan, podrían conducirnos a una espiral de destrucción sin límite. Hoy podemos mirar al futuro con un razonable optimismo.

      Diego Guelar es ex embajador en EE.UU. , China, Brasil y la UE.


      Sobre la firma

      Diego Guelar
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