Axel Kicillof sabe que tendrá que lidiar con las maldades de La Cámpora hasta fin de año. Lo supo la tarde del 24 de junio de 2023, cuando sus custodios le avisaron que en la sede del PJ en La Plata no había nadie, y que la cita que le había prometido Máximo Kirchner para sacarse una foto firmando el acta de su candidatura a la reelección como gobernador no existía. Kirchner le había jurado que ese día a las seis de la tarde se iban a encontrar todos los de las listas para sacarse las fotos firmando las actas y que eso serviría como confirmación de todas las candidaturas del peronismo en la provincia más grande del país.
Era todo humo. A la hora prometida, en el PJ no había nadie y Kirchner estaba muy lejos de ahí, codo a codo con Martín Insaurralde -que para que la vergüenza fuera mayor, era el jefe de Gabinete de la Gobernación- negociando los cargos con los intendentes y retaceando incluso la confirmación de Verónica Magario, la compañera de fórmula del gobernador.
Todo terminó como se sabe: Kicillof no consiguió meter un sólo nombre propio en las listas legislativas e Insaurralde se sacó el stress del cierre de listas pocas semanas después flotando con Sofía Clerici en el Mediterráneo en el yate Bandido y hundiendo para siempre su carrera política. Máximo Kirchner quedó igual que antes: siguió siendo el hijo de Cristina Kirchner.
Kicillof tuvo una segunda confirmación a fines del año pasado, cuando Cristina le dijo que a ella podría llamarla cuando quisiera, pero que las cuestiones electorales de la provincia de Buenos Aires debía hablarlas con su hijo.
Esta semana, La Cámpora volvió a retrasarle la ley que suspende las PASO en la Provincia y, sobre todo, se negó a alargar los tiempos del calendario que indica cuándo deben presentarse las listas y las candidaturas, tal como habían pedido el gobernador y también la justicia electoral bonaerense.
Los Kirchner nunca le perdonaron a Kicillof el adelantamiento de la elección provincial y por eso en la gobernación creen que La Cámpora trabaja para que los comicios salgan mal. “Quieren que no lleguemos con los tiempos de preparación para después culpar a Axel por el fracaso del operativo electoral. Quieren decir que todo el problema surgió porque Axel es un caprichoso que quiso desdoblar la elección para no hacerle caso a Cristina, que pedía que se hicieran en conjunto con las nacionales”, explica a este diario un funcionario kicillofista.
La semana próxima, si no hay más traiciones de último momento, Kicillof tendrá la ley que necesita para suspender las PASO provinciales. Cristina ya itió en un posteo en las redes sociales que no ve posibilidades de movilizar a los votantes para unas primarias provinciales en un clima social de rechazo a los políticos.
Sin embargo, en la Gobernación no tienen certeza sobre el otro cambio que se pidió, en un reclamo que también hizo a la Legislatura bonaerense la justicia electoral de la Provincia. Kicillof no sabe si La Cámpora le permitirá alargar los tiempos del calendario electoral para permitirles a los partidos y alianzas armar las listas y a la justicia organizar una elección por primera vez en soledad.

Esa organización independiente de la Nación será un riesgo que tendrá que correr Kicillof, pero el peronismo bonaerense detectó que en esa complicación puede anidar una oportunidad de hacerle más difíciles los planes a La Libertad Avanza en el principal distrito del país.
En la elección provincial del 7 de septiembre se votarán diputados y senadores bonaerenses y concejales municipales. Como irá despegada de la votación de los diputados nacionales, que se hará en octubre, no habrá una lista de nombres que se repetirán en toda la Provincia.
En cambio, habrá listas de senadores bonaerenses en las secciones electorales a las que les toca este año renovar senadores y listas de diputados provinciales en las secciones a las que les toque renovar diputados.
Como son ocho secciones electorales en toda la Provincia, habrá ocho ofertas de boletas totalmente distintas. Para decirlo de otro modo: el 7 de septiembre, los candidatos que votarán los ciudadanos de Avellaneda serán completamente diferentes a los que votarán los de Tigre, y también distintos a los de Junín y los de Necochea.
¿Qué agrupación política está en condiciones de poner candidatos conocidos al frente de ocho boletas diferentes de legisladores provinciales? La primera respuesta es: Ninguna. A lo sumo, el peronismo, el PRO o la UCR podrían postular caras conocidas en una o dos secciones.
La Libertad Avanza, en cambio, no tiene candidatos conocidos en ninguna de las secciones, y la manera de revertir eso es pintar toda la boleta de color violeta, poner la cara de Javier Milei y el logo del león o la paloma de La Libertad Avanza, que sí son símbolos más fáciles de identificar para los votantes.
El peronismo está pensando en una jugada para neutralizar esa posibilidad y obligar a todas las boletas de los partidos -en la elección provincial sigue existiendo el sistema de boletas con listas sábana y no fue implementada la Boleta Única como en la Nación o la Ciudad- a unificarse.
Con el argumento del ahorro fiscal, en el equipo de Kicillof están pensando en imprimir todas las boletas en blanco y negro e incluso sin fotografías de los candidatos, a la manera en que se hacían esos papeles hace décadas.
La idea original fue de Sergio Massa, pero en la Gobernación la compraron rápidamente, porque es una manera de neutralizar el color violeta y la simbología de La Libertad Avanza y dejar a los candidatos mileístas solos en un mar de nombres negros impresos sobre papel blanco, en mesas electorales que, muy probablemente, no tendrán fiscales de su agrupación. Boletas baratas y elecciones con menos movilización de fiscales: un verdadero homenaje a la motosierra libertaria, pero a la manera del peronismo.
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