Es típico de los gobiernos en años electorales y en esta ocasión con particularidades muy marcadas.
Se trata de que el precio del dólar sea relativamente barato y que su cotización se mantenga estable para permitir, entre muchas otras cosas, que salarios y jubilaciones que se pagan en pesos tengan chances de mejorar al ser medidos en dólares.
Esa búsqueda en estos días tiene la particularidad de ser simultánea al debut hace -algo más de un mes- de un sistema de banda cambiaria en la que el dólar puede oscilar entre $1.000 y $1.400. Se especulaba que podría traducirse en un salto del tipo de cambio que a su vez agitara la inflación. Pero eso no sucedió y el gobierno se anotó un punto a su favor.
El presidente Javier Milei apuntaló la táctica del dólar quieto (surge como el principal objetivo económico hasta las elecciones de octubre) al anunciar que el gobierno no compraría dólares en el mercado hasta que el precio bajase a $1.000, un nivel que hasta ahora no logró.
A comienzos de este mes, aquella táctica se consolidó ante el anuncio de un asesor del ministro Luis Caputo de que lanzarían bonos pagaderos en dólares para conseguir parte de los US$ 3.700 millones de aumento de las reservas del Banco Central para fin de junio.
La apuesta es clara: conseguir dólares vía el endeudamiento antes que comprarlos en el mercado interno, lo que podría desembocar a un aumento del dólar mayorista que ronda los $1.150.
Tal es la vocación por conseguir dólares y volcarlos al mercado que en las últimas dos semanas el mercado asiste a las idas y vueltas del gobierno después de que el ministro Caputo haya adelantado que los dólares del "colchón" se podrán destinar a "comprar lo que sea".
La medida se postergó pero el Presidente adelantó que será un "blanqueo sin pago de impuestos", que los controles antilavado de los bancos son "un horror" y así amplió las dudas de los tributaristas sobre la posible exposición a las normas del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) que puede generar ese blanqueo.
La cifra posible a blanquear es enorme ( calculan que en billetes habría unos US$ 170.000 millones) y en Economía trabajan en un esquema para que esas divisas aumenten la oferta para reanimar el consumo.
Caputo pronosticó que "todo el que venda en cuotas en dólares va a tener un salto importante en su demanda" consolidando la vocación del gobierno por sacar de la discusión pública la idea de que el precio del dólar puede variar significativamente en el corto o mediano plazo.
Al mercado financiero lo convenció bastante de esa estabilidad después que a comienzos de mes una fuerte oferta presumiblemente oficial en el mercado futuro marcó un dólar de entorno de $1.300 para fin de año.
Un precio del dólar asegurado para fin de año le abre buenas posibilidades de ganancias a los bancos y a los capitales del exterior que quieran invertir en el mercado local en bonos por un período mínimo de seis meses.
El círculo financiero se cierra con la decisión del gobierno de apostar a un tipo de cambio apreciado, respaldado a su vez por el adelanto del crédito del Fondo Monetario y de organismos internacionales a lo que se suman los dólares de las exportaciones de la cosecha gruesa y de lo que pueda venir por la colocación de deuda.
Al gobierno le fue bien en la elección de la Capital con la estrategia de planchar al dólar para bajar la inflación, ¿por qué va a cambiar?.
Una pregunta posible es si logrará mantener el flujo de ingreso de divisas después de julio cuando caiga la entrada de dólares por las exportaciones de soja y maíz.
Ahora, la intención de aumentar la oferta de dólares para alentar el consumo sube puestos en la escala de prioridades de la economía y la política en el año electoral.
El consumo sigue mostrando resultados dispares con repuntes claros en bienes durables y sin recuperación en algunos rubros de consumo masivo.
Ese resultado se corresponde con la medición sobre el ingreso disponible de los hogares del AMBA que realizó la consultora Empiria (Lacunza/Gadano) sobre los datos de marzo.
Sostiene que ese ingreso promedio "cayó 2,2% real con relación a febrero, con lo que alcanzó el menor nivel desde agosto del año pasado. Así, el primer trimestre quedó 1,3% por debajo del último trimestre de 2024".
El informe agrega que en marzo los ingresos laborales registrados bajaron 1,2% mensual real, alcanzando el menor nivel desde septiembre.
Como contracara de ese resultado, el crédito mantiene el ritmo de crecimiento con un 4% por encima de la inflación en abril.
Dólar quieto, con la inflación cediendo (hay consultoras que esperan que el aumento del índice de mayo comience con 1 después del 2,8% de abril), buscando que las paritarias desemboquen en subas salariales en torno del 1% mensual (la mayoría de las que se cerraron rondaron 2,5%) y generando condiciones para expandir el crédito en dólares (los bancos privados nacionales están muy interesados): el gobierno se reafirma tratando de hacer creer que el riesgo cambiario es historia.
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