Altos de la Santa Sede deslizaron que el presidente Javier Milei, en primer lugar, y sus antecesores, Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández dejaron pasar una oportunidad de mostrarse juntos en los funerales del Papa Francisco, el primer pontífice argentino y seguramente el único en muchos años. No sólo no se mostraron juntos, sino que ninguno de los últimos ex presidentes estuvieron presentes.
Las fuentes de la curia romana a las que tuvo Clarín dijeron que Milei debería haber tenido el gesto de invitar a sus antecesores a formar parte de la comitiva oficial. Y hacerlo públicamente. Que alguno o todos no aceptaran el convite hubiese sido, en todo caso, una cuestión de ellos, pero el presidente habría tenido la disposición de sumarlos y así estar en línea con los deseos de unidad del Papa, añadieron.
En rigor, los ex presidentes ni siquiera fueron separadamente. “En algunos casos la ausencia sorprende más -agregaron las fuentes- porque siendo presidentes le pidieron y contaron con la ayuda del Santo Padre”. Fue una crítica implícita a Cristina Kirchner y a Alberto Fernández, que le pidieron su colaboración para mejorar la relación con los Estados Unidos y con los organismos financieros internacionales.
Aunque tampoco fue mencionado, Mauricio Macri no se salvó de la crítica de los clérigos vaticanos. “Hay ex presidentes que viajan constantemente por el mundo, a veces por cosas bastante banales, pero parece que no pudieron o no quisieron estar acá despidiendo a su compatriota”, afirmaron. Y completaron: “En estos casos hay que dejar de lado las antipatías y los roces que pudo haber”.

Los antecedentes de la dirigencia política argentina en materia de funerales papales no son los mejores. Cuando Juan Pablo II murió, el entonces presidente Néstor Kirchner no asistió pese a la intensa relación que el papa polaco tuvo con la Argentina, al punto de detener una guerra con Chile que hubiese afectado especialmente a la población de la Patagonia.
Por entonces, tampoco se disimuló la interna peronista. Al llegar al aeropuerto de Fiumicino, en Roma, coincidieron en la sala VIP los ex presidentes Carlos Menem y Eduardo Duhalde y el entonces canciller Rafael Bielsa, pero no se hablaron entre ellos, sino que cada uno se ubico lejos del otro como fue testigo este cronista. Ni Juan Pablo II pudo hacer el milagro de juntarlos.
Bien distinto fue el caso de la delegación de los Estados Unidos para aquella ocasión. Dio la vuelta al mundo la foto del entonces presidente George Bush hijo; de su Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y de los ex presidentes George Bush padre y Bill Clinton, juntos, arrodillados en la basílica de San Pedro rezando delante del féretro que contenía los restos del Papa polaco.

Para colmo, el actual gobierno protagonizó el año pasado un episodio que a los ojos de la diplomacia vaticana fue un papelón. Con motivo de conmemorarse los 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile por el diferendo en la zona austral tras la mediación de Juan Pablo II, se acordó una ceremonia en el Vaticano con la presencia de los cancilleres de ambos países, pero el argentino, Gerardo Werthein, pegó el faltazo.
La ausencia se habría debido a una fuerte diferencia que tuvo Milei con su par chileno, Gabriel Boric, quien por aquellos días había cuestionado el discurso del mandatario argentino en el encuentro del G-20 en Brasil, en el que el mandatario argentino elogió el neoliberalismo y criticó el papel del Estado de cara al desarrollo de la economía. Entonces, le ordenó a Werthein no ir.
El Papa Francisco -que encabezó el acto- tenia una gran expectativa por la ceremonia porque quería poner la mediación de Juan Pablo II como un ejemplo de lo que puede el diálogo paciente a la hora de desactivar conflictos en un mundo cada vez más cruzado por enfrentamientos y guerra. La representación argentina fue encabezada por el embajador ante al Santa Sede, Luis Beltramino.

De todas maneras, el Papa y la Santa Sede siempre valoraron los pedidos de disculpas públicos y en privado de Milei a Francisco por las fuertes descalificaciones que le había hecho en el pasado. Ayer mismo, en declaraciones periodísticas, dijo que se las había pedido al pontífice en su reunión de febrero del año pasado y que Francisco le dijo: “Son errores de juventud”.
También Cristina Kirchner -que con su marido se enfrentaron duramente con el entonces arzobispo de Buenos Aires, al que consideraban el “jefe espiritual de la oposición- ensayó una suerte de disculpas ante Francisco en el primer encuentro en el Vaticano. “Yo pensé que usted era otra cosa”, le dijo antes de regalarle un mate y decirle cómo debía usarlo.
Aquella actitud también le cayó bien a Francisco. Pero en una de las cuatro visitas que ella le hizo apareció en la residencia de Santa Marta con una delegación de La Cámpora en la que se desplegó una camiseta con la inscripción de esa agrupación el vínculo comenzó un proceso de deterioro.
“Ni hablar de Alberto Fernández que en el peor momento de la pandemia promovió la votación de la legalización del aborto”, concluyeron.
Sobre la firma

Editor de la sección Mundo, especialista en temas religiosos [email protected]
Bio completaMirá también
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO