Entre los nombres que resuenan con fuerza en la familia real británica —Carlos, Diana, William, Harry— hay uno que casi ni se nombra: Laura Lopes.
Los medios británicos la consideran “la hermana fantasma” de los príncipes William y Harry. No lleva sangre real ni fue criada en palacios, pero su historia está tejida con los mismos hilos de la realeza: escándalos y una relación controvertida.
Laura Lopes: la "hermana fantasma" del príncipe William y Harry
Laura Lopes nació en 1978, fruto del matrimonio entre Camila Parker Bowles —la hoy reina consorte del Reino Unido— y Andrew Parker Bowles, un oficial del ejército británico.

Su hermano biológico, Tom, no tuvo problemas en enfrentar la exposición: es un célebre crítico gastronómico, autor de libros y figura habitual en medios y programas de cocina.
Laura, en cambio, optó por el perfil bajo. Estudió Historia del Arte y Marketing en la Universidad de Oxford Brookes, fue becaria en el museo Peggy Guggenheim de Venecia y más tarde dirigió galerías de arte en Londres, como The Space Gallery y la Eleven Gallery, de la que es cofundadora.
Cuando el rey Carlos y Camila finalmente se casaron en 2005 —tras décadas de un romance intermitente que marcó a la vida de Ladi Di y capturó al mundo entero— Laura y Tom pasaron a ser hermanastros de William y Harry.
Pero esa nueva “hermandad” nunca fue sencilla. La herida abierta del triángulo amoroso entre Carlos, Diana y Camila había dejado marcas profundas. En ese clima de tensión y escrutinio público, Laura creció en las sombras de los Windsor.
Sin embargo, con los años, las grietas comenzaron a cerrarse. A pesar de su bajo perfil, Laura estuvo presente en momentos importantes de la familia real: su hija Eliza fue dama de honor en la boda de William y Kate en 2011, un gesto que reveló una cercanía afectiva entre los hermanos. Junto a su esposo, el contador Harry Lopes —nieto de un aristócrata y ejecutivo de una empresa de energías renovables—, Laura formó una familia con tres hijos: Eliza y los mellizos Gus y Louis.

Mientras su hermano Tom pasea su apellido por revistas como GQ y programas como MasterChef, Laura prefiere mantenerse al margen. Su rostro aparece fugazmente en alguna boda o evento oficial. Además, ya no es una Parker Bowles como su madre Camila; desde 2006, cuando se casó, lleva el apellido Lopes.
Pero sigue siendo, para muchos, la pieza olvidada del rompecabezas real. Una mujer que eligió el arte en lugar del protocolo, y el anonimato frente a la fama. La hermana que casi nadie nombra, pero que siempre estuvo ahí.
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