Tomar una taza de café es, para muchos, uno de los mayores placeres de la vida. Su aroma, su sabor único y su capacidad para revitalizar el cuerpo y la mente hacen que sea mucho más que una simple bebida.
Cortado, amargo, dulce, con más leche o más café, con espuma, crema, frío o caliente, las opciones son infinitas. Cada persona tiene su forma ideal de disfrutarlo.
Lo fascinante del café es que no existe una sola manera de prepararlo. Hay numerosas técnicas que van desde la elección de los granos hasta la forma de infusionarlo.
Algunos optan por métodos tradicionales, como la cafetera italiana o el goteo, mientras que otros se inclinan por máquinas modernas de espresso, que permiten controlar cada detalle del proceso. Lo que todos tienen en común es el deseo de lograr una taza perfecta.
¿Cómo preparar el café perfecto?

La Asociación Española del Café establece una serie de reglas que, si se siguen con atención, prometen una taza perfecta para disfrutar al máximo los sabores y aromas de esta infusión. A continuación, las recomendaciones:
La agrupación enfatiza en que lo más importante es usar café fresco y de buena calidad. Si es posible, se debe moler el café al momento de prepararlo o elegir uno recién molido o envasado al vacío. El grado de molido debe ajustarse al tipo de cafetera que utilices, ya que un molido incorrecto puede afectar la extracción.
El agua es otro componente crucial en la preparación del café, ya que este es, básicamente, una infusión. Es esencial utilizar agua de buena calidad, pura y sin demasiadas sales minerales, ya que un agua de baja calidad puede modificar el sabor del café, restando la intensidad del aroma y sabor.

La cantidad de café también influye en el resultado final. Se recomienda poner entre 7 y 10 gramos de café por taza, dependiendo de la intensidad que se desee lograr. También es importante recordar que el café no debe llegar a hervir, ya que esto podría quemar los granos y afectar su sabor.
Por otro lado, para disfrutar de un café delicioso, lo ideal es servirlo caliente y recién hecho, asegurándose de que la taza esté a la temperatura correcta. Utilizar tazas de porcelana o barro es lo más adecuado, ya que estos materiales no aportan sabores extra y ayudan a mantener la temperatura del café durante más tiempo.
Por último, se recomienda no recalentar el café, ya que podría destruir sus matices y lo vuelve menos agradable.
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