Las semillas de lino se convirtieron con el tiempo en un alimento más que completo por sus beneficios para la salud. Completas y nutritivas, es por ello que las recomiendan, entre otras cosas, para reducir el colesterol, controlar el azúcar en sangre y mantener el peso.
Proveniente de la planta Linum usitatissimum, las semillas de lino o linaza fueron utilizadas por la humanidad durante miles de años. De hecho, se especula con que comenzaron a cultivarse en Mesopotamia alrededor del 3000 a.C.. Incluso hablan de que los antiguos egipcios recurrían a ellas.
Pero si venimos más acá en el tiempo, cada vez resulta más frecuente incorporar la linaza (nombre común para designar a las semillas de lino), ya que posee lignanos, fitoestrógenos con una importante función antioxidante que se encargan de luchar contra los efectos de los radicales libres.
Cómo consumir semillas de lino para reducir el colesterol y el azúcar en sangre
Antes que nada, vale recalcar, siempre es importante consultar a un médico o nutricionista antes de tomar una decisión vinculada a la alimentación y la salud, para que brinde su mirada profesional acorde a cada caso.
Dicho esto, expertos en nutrición recomiendan la linaza molida por sobre la entera porque es más fácil de digerir. Sucede que puede pasar por el intestino sin digerirse, lo cual significa que no aprovecharás todos los beneficios.
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"La linaza es rica en fibra y ácidos grasos omega-3, así como en fitoquímicos llamados lignanos. Una cucharada (7 gramos) de linaza molida contiene 2 gramos de ácidos grasos poliinsaturados (incluye los omega-3), 2 gramos de fibra dietética y 37 calorías", especifican desde Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
De hecho, a partir de estudios científicos, especialistas concluyeron que estas semillas pueden ayudar a reducir el colesterol total en sangre y los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL, o colesterol "malo"), lo cual a su vez ayuda a disminuir el riesgo de enfermedad cardíaca.
Por otro lado, aquellas personas que buscan bajar de peso o mantener estables los niveles de glucosa, la acción favorable de las semillas de lino radica en su contenido de fibras: brinda sensación de saciedad y estimula el metabolismo.

A su vez, el sitio del Centro del Control y la Prevención de Enfermedades, determina que como el cuerpo no puede asimilar estas sustancias, no genera un aumento súbito en el nivel de azúcar en la sangre, como ocurre con otros carbohidratos. Algo clave en las personas con diabetes.
Valor nutricional de las semillas de lino
A continuación, la información nutricional de las semillas de lino (por cada 100 gramos) según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos:
- Calorías: 37.4
- Lípidos totales: 42,2 gramos
- Sodio: 30 miligramos
- Carbohidratos: 28,9 gramos
- Azucares: 1,55 gramo

- Fibra: 27,3 gramos
- Proteína: 18,3 gramos
- Calcio: 255 miligramos
- Fósforo: 642 gramos
- Magnesio: 392 gramos
- Potasio: 813 gramos
Cómo incorporar las semillas de lino a la dieta
Las semillas de lino, así como tantas otras, ofrecen grandes beneficios nutricionales. Pero es importante saber cómo incluirlas adecuadamente en tu alimentación. A continuación, el sitio Cuidándote Policlínica de España aporta algunos ejemplos:
En licuados o batidos. Las semillas de lino se pueden agregar a prácticamente cualquier comida. Añadir una cucharadita a cualquier batido lo vuelve más nutritivo.

Espolvorear sobre yogur o cereales. Una opción para mejorar su sabor y lograr un resultado crujiente.
Ideal para ensaladas. Agregarlas para aumentar su contenido de fibra y ácidos grasos saludables.
Panes o productos horneados. Incluir las semillas de lino en la masa del pan hará que aumente su valor nutricional.
En salsas o aderezos. También en estos casos sirve para aumentar su contenido de fibra y ácidos grasos omega-3.
Como espesante. Molidas pueden actuar como un espesante natural en sopas, guisos y salsas.
Contraindicaciones para el consumo de las semillas de lino
Asimismo hay que tener en cuenta que estos alimentos deben ser restringidos en los siguientes casos.
- Embarazo y lactancia.

- Menores de 12 años en caso de inflamaciones gástricas o intestinales.
- Obstrucción intestinal, estrechamiento de esófago o enfermedad de Crohn.
- Hipertensión.
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