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      Qué es y cómo se produce un terremoto

      • Es una de las actividades geológicas más perjudiciales.
      • Sus consecuencias pueden ser devastadoras.

      Qué es y cómo se produce un terremoto
Qué es y cómo se produce un terremoto
      Redacción Clarín

      Un terremoto es un movimiento repentino del suelo que puede pasar casi desapercibido o causar devastación, según su intensidad y características. Aunque muchas veces es imperceptible, en los casos más extremos puede arrasar ciudades enteras.

      También conocidos como sismos, estos fenómenos son el resultado del choque y la fricción entre placas tectónicas: enormes bloques de roca que conforman la corteza terrestre y que están en movimiento constante. Cuando la presión acumulada entre ellas se libera de forma abrupta, la tierra tiembla.

      Terremotos: qué son y por qué ocurren

      El interior de la Tierra está compuesto por tres capas principales: núcleo, manto y corteza. El núcleo interno es una esfera sólida y extremadamente densa, mientras que el manto —una capa de rocas también sólidas— lo rodea y separa de la superficie.

      Entre el manto y la corteza terrestre se encuentra la astenósfera, una zona semiplástica donde, según los geólogos, flotan las placas tectónicas. Estas placas, que forman la superficie del planeta, están en movimiento constante. Su desplazamiento, fricción o colisión es lo que desencadena los terremotos.

      Cuando estas placas chocan entre sí en algunos puntos específicos que la ciencia llama “fallas”, se libera muchísima energía en forma de ondas y se dan los temblores.

      Los terremotos pueden ser muy destructivos o cero. Tanto es así que se producen miles cada día en todo el mundo, en forma de pequeños movimientos que nadie percibe. Entonces, ¿cómo se miden estos sismos?

      Terremotos: qué son y por qué ocurrenTerremotos: qué son y por qué ocurren

      Lo grave que es un terremoto se puede medir por su magnitud y por su intensidad. La primera calcula el tamaño del temblor y está relacionada con la energía sísmica que se libera y con la amplitud de las ondas registradas en el origen. Los sismógrafos son equipos, con tecnología cada vez más avanzada, que registran los movimientos del suelo.

      Se usa en todo el mundo y hace ya varias décadas la Escala Sismológica de Richter, desarrollada por el norteamericano Charles Richter y el alemán Beno Gutenberg. Aunque esta escala no tiene un límite establecido, los registros suelen ir de 0 a 10 grados de magnitud. Si se habla de más de 8, se está hablando de una catástrofe.

      Por poner el ejemplo más terrible, el terremoto de Chile del año 1960, tuvo una magnitud de 9,5 en la escala, convirtiéndose, hasta el momento, en el más grave de la historia.

      "Terremoto en Turquía", fotografía de Erçin Ertürk. /droneawards"Terremoto en Turquía", fotografía de Erçin Ertürk. /droneawards

      Por otra parte, la intensidad del temblor describe los efectos que produce en la superficie. Es decir, lo que haya causado en los edificios o casas, en las personas que habitan el lugar donde sucedió y en el medio ambiente. En Valdivia, Chile, por volver al mismo ejemplo, se estima que fallecieron alrededor de 2.000 personas.

      No fue hasta el siglo XVIII que se comenzaron a registrar en forma científica estos temblores de la Tierra, creyendo antes que su origen era el de un castigo divino. Hoy, los especialistas en sismología diseñan estrategias para salvar vidas y minimizar el daño que los temblores producen.

      El primer terremoto del que se tiene algún tipo de referencia es uno ocurrido en China en el año 1177 antes de Cristo. En la historia de Europa, aparecen menciones a algo similar en el año 580 antes de Cristo, pero se encontraron registros más claros recién del siglo XVI.


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