La fiesta de boda dura un día o una noche. Son algunas horas que quedarán para siempre en la memoria de los novios. Más allá de toda la magia que implica, para que todo salga bien, hace falta organizarse.
Un casamiento, que, en la mayoría de los casos, implica pasar por el Registro Civil y la iglesia, la fiesta y la luna de miel es un acontecimiento que hay que planear con bastante antelación.
Por supuesto, para ayudar a los novios están los wedding planners, pero siempre viene bien contar con una especie de calendario para distribuir las tareas de manera más que organizada.
Los preparativos deben comenzar un año antes, cuando los novios deberán decidirse por el tipo de boda que desean.
Como dijimos, un año antes de la fecha elegida, los novios deberán decidir la magnitud de la fiesta, ya que esto permite calcular la cantidad aproximada de invitados.
Una vez determinados el estilo y la magnitud de la fiesta, hay que consultar presupuestos de salones, catering y wedding planners. Por otro lado, realizar un boceto del presupuesto, y organizar y decidir la luna de miel para conseguir promociones, sobre todo, en pasajes.
Unos seis meses antes habrá llegado el momento de elegir los testigos del casamiento por civil y de empezar a buscar el vestido de novia y el traje del novio. Además, organizar el menú y abrir la lista de regalos para los invitados al casamiento.
También será el momento de elegir ambientadora y productores de fotografía y video, el disc-jockey, encargar la torta, reservar pasajes y alojamiento para la luna de miel (si es necesario, tramitar los pasaportes) y definir el tema de las alianzas.
A tres meses de la boda, hay que encargar la impresión de las invitaciones (si no son digitales), reservar una habitación en un hotel para la noche de bodas, elegir centros de mesa, vajilla, cotillón y el equipamiento necesario, contratar los shows y animaciones para la fiesta y arreglar el traslado para la iglesia y el salón del evento.
Además, hay que encargar los souvenirs, concertar cita con la peluquera y el maquillaje para la prueba y tratamientos para la piel y el pelo.
Dos meses antes, entregar las invitaciones con el lugar de la lista de regalos y elegir la lencería para la noche de bodas. La novia debe empezar a preparar sus uñas, al menos una vez por semana.
Un mes antes se realiza la prueba final del vestido de novia y se confirma horario para peinadora y maquilladora. También hay que tener listos el ajuar, los centros de mesa y los souvenirs. Y redactar tarjetas de agradecimiento por los regalos para enviarlas a medida que los presentes llegan.
Una semana antes conviene tener las valijas medianamente organizadas para la luna de miel, recoger los pasajes y vouchers del alojamiento. La novia deberá acostumbrarse a los zapatos, usándolos en su propia casa.
La idea, cuando falta tan poco, es aplicar técnicas de relajación: seguir dieta muy ligera, realizar alguna rutina de ejercicio y dormir bien. Además, hay que coordinar la solicitud de confirmación para los invitados y empezar a escribir los votos matrimoniales.
Las pruebas de vestido, maquillaje y peinado, claves para la novia. Foto: Pexels.
Definir el salón y el menú en base al presupuesto para reservar con tiempo. Foto: Pexels.
