Alrededor de 1565 se construyó una iglesia en Santiago del Estero que, cinco años después, fue declarada catedral por bula del papa Pío V, bajo la advocación de San Pedro y San Pablo. Era la primera catedral del actual territorio argentino.
Pero la iglesia fue destruida por un incendio en 1615 y tuvo que ser reconstruida y vuelta a inaugurar el 30 de enero de 1617. Una década después una inundación arrasó con la iglesia.
De esta manera, en 1686, terminaron las obras de otro templo, bajo la dirección de Melchor Suárez de la Concha. Luego que el terremoto de 1817 redujera a escombros la catedral, esta fue reinaugurada en 1877.
Por eso, la catedral de Santiago del Estero, si bien fue la primera, no tuvo continuidad en el tiempo. Otra iglesia, en cambio, permanece en pie desde el siglo XVII.
¿Cuál es la iglesia más antigua de Argentina?
En la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba se encuentra la iglesia más antigua que permanece en pie desde su apertura. Es la iglesia de la Compañía de Jesús que puede verse junto a la Capilla Doméstica, el Colegio Nacional de Monserrat y la Casa de Trejo (rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba).
Los jesuitas tomaron posesión de la Manzana en 1599 y enseguida comenzaron a construir sus edificios. “Con este hecho, Córdoba dejaba atrás su rol periférico del Virreinato del Perú para ser la capital istrativa de una provincia jesuítica. A ella pertenecían los grupos que misionaban entre los guaraníes, los Chiquitos y otros pueblos originarios del Virreinato”, explica la página de Turismo de Córdoba.
Bajo la dirección de Felipe Lameire, las obras comenzaron en 1640 y culminaron en 1676. El sitio agrega que “la base tiene forma de cruz latina compuesta por una nave principal y el crucero, en cuya intersección se erige una imponente cúpula. También hay una capilla a cada lado: hacia el sur, la de los españoles (hoy Sala de Grado de la UNC); y, hacia el norte, la de los naturales” (hoy Capilla de Lourdes)”.
La fachada es sobria y ostenta un modesto estilo románico recubierto de piedra recortada. Además, la iglesia tiene dos torres campanario y cinco ventanas para dotarla de iluminación natural. Uno de los detalles arquitectónicos más impactantes es la bóveda, realizada en madera de cedro paraguayo, con forma similar al de una quilla de barco invertida.
También destaca el friso, ubicado debajo de la cornisa en la base de la bóveda y que consiste en una serie de retratos de mártires jesuitas intercalados con las empresas sacras. Éstas son tallas cuadradas de madera pintadas y doradas que representan virtudes teologales y salmos en forma de emblema.
Como una plataforma elevada y cerrada, el púlpito puede verse contra el pilar izquierdo de la nave y fue realizado en madera dorada a la hoja.
El jesuita italiano Giuseppe Brassanelli construyó el Retablo, compuesto en tres calles y tres niveles, y realizado en un diseño claramente arquitectónico. En las dos secciones laterales del primer nivel se distinguen las imágenes de dos de los fundadores de la Compañía de Jesús: San Ignacio de Loyola y San Francisco Xavier.
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