Argentina es un país con una geografía diversa, donde las condiciones climáticas varían de extremo a extremo. Entre sus numerosas localidades, hay una que se destaca por sus vientos intensos: Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.
Las ráfagas en esta ciudad pueden superar los 100 kilómetros por hora (km/h), convirtiendo al viento en un factor constante que moldea su identidad. Para algunos, esto puede ser un desafío, pero también representa una oportunidad en el desarrollo de energías limpias.
Cómo impactan las ráfagas de viento en Comodoro Rivadavia
Ubicada en el corazón de la Patagonia, Comodoro Rivadavia experimenta un régimen eólico persistente. Los vientos predominantes del oeste y sudeste afectan desde la movilidad de sus habitantes hasta la conducción de vehículos.
Sin embargo, esta característica también fue clave para su desarrollo económico. La ciudad alberga importantes parques eólicos, que aprovechan la fuerza del viento para generar electricidad y consolidar a la región como un polo energético renovable.

Otras ciudades con vientos extremos en Argentina
El viento no solo es protagonista en Chubut. Varias ciudades argentinas se caracterizan por sus fuertes corrientes de aire, afectadas por su ubicación geográfica y su relieve. Algunas de las más ventosas son:
- Río Gallegos (Santa Cruz); vientos de 35-50 km/h, con ráfagas que en verano pueden alcanzar 120 km/h.
- Puerto Madryn (Chubut): influencia de los vientos patagónicos y oceánicos, con velocidades de 30-50 km/h.
- Ushuaia (Tierra del Fuego): ubicación estratégica entre la cordillera y el mar, con ráfagas frecuentes de 30-50 km/h.
- Viedma (Río Negro): impacto de los vientos patagónicos y pampeanos, con una velocidad media de 25-45 km/h.
- Bahía Blanca (Buenos Aires): vientos de 20-35 km/h, con ráfagas intensas debido al corredor de viento pampeano.

La ciudad con menos viento en Argentina
En contraste con la fuerza del viento patagónico, Andalgalá (Catamarca) es una de las ciudades menos ventosas del país. Su ubicación en un valle rodeado por la Sierra de Aconquija actúa como una barrera natural contra los vientos predominantes.
Gracias a su clima árido y su relieve protegido, esta ciudad tiene una velocidad del viento promedio de 1,5 km/h en mayo, y un registro anual de apenas 2,7 km/h. Esto la convierte en un oasis de tranquilidad en comparación con las regiones más ventosas del país.
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