Kathleen Murphy Skolnik quedó asombrada al ver la escalinata de un edificio de departamentos de 1939 en el centro de la ciudad y señaló el motivo en zigzag del trabajo de herrería, el mármol rosado sin pulir y un simple descanso de la escalinata coronado por un arco pronunciado. "Es tan bello", dijo Skolnik, una historiadora de la arquitectura que vive en Chicago, "y está tan deteriorado".
Cuando unos 250 especialistas cubanos y extranjeros se dieron cita a mediados de marzo en La Habana con motivo del Congreso Mundial sobre Art Déco, hubo esperanzas de que el encuentro pudiera alentar un mayor reconocimiento del patrimonio Art Déco de la isla y de la urgente necesidad de preservarlo. "Si en Cuba no apreciamos el valor de estos edificios, ¿cómo podemos esperar que lo hagan los extranjeros">