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      Dedicatorias por encargo: la patrona quiere un autógrafo

      Leopoldo Brizuela le firma un ejemplar de su novela a una mucama; “Tango is not funk”; las maravillas de Pedro Lemebel; El artista alemán Wolfang Luh y sus problemas argentinos.

      Dedicatorias por encargo: la patrona quiere un autógrafo CLAIMA20121110_0006 Dedicatorias por encargo: la patrona quiere un autógrafo
      Redacción Clarín

      En varios países de Centroamérica ya no quedan librerías fuera de los shoppings. Y hasta uno de esos enormes centros comerciales con reparador aire acondicionado, llegó el argentino Leopoldo Brizuela, en una de sus múltiples escalas por la gira promocional de Una misma noche, que le valió el Premio Alfaguara 2012.  

      Cómodo o como se pueda asumir esa clase de compromisos en la que lectores avezados pero también ignotos cholulos o señoras de avanzada edad pugnan en colas interminables por la firma de un ejemplar, esperaba Brizuela, al fondo de la librería.

      Por fin le llegó el turno a una mucama de impecable uniforme; con delantalito de puntillas y cofia.

      –¿Me puede firmar el libro?

      –¿Cómo no? ¿Cómo te llamás– inquirió el extranjero que oficiaba de anfitrión.

      –No, no es para mí. Es para mi patrona– dijo, la empleada cuyo nombre nunca conoceremos, mientras señalaba hacia afuera.

      Hacia allí enfocó la vista Brizuela. Ahí esperaba una señora rubia y delgada de anteojos negros que se hacía la desentendida pero cuidaba su nutrida colección de bolsas. La flanqueaban, imperturbables, dos réplicas en miniatura hechas a su imagen y semejanza: dos niñas iguales, con anteojos negros y bolsas. Las tres relojeaban las vidrieras de otros locales, mientras su empleada (alguna vez abordaremos los inexplicables eufemismos con los que la clase media y alta argentina se refiere al servicio doméstico; mientras tanto sólo recordaremos que mucama es el apócope de mujer con cama) aguardaba, obediente.

      Un rato después, pasado el trance, Brizuela publicó la escena en Facebook. Los “amigos” preguntaron escandalizados, “¿pero vos se lo firmaste">