Quienes anhelan con la legendaria fuente de la juventud no tienen más que consultar por la novedosa sigla PRP. El plasma rico en plaquetas es el tratamiento más solicitado en la actualidad por las mujeres para rejuvenecer los tejidos del cuerpo, en especial rostro y cuello, que perdieron colágeno y elastina por el paso de los años. Propone el uso de la sangre del paciente como método de curación, y tiene además otros aportes significativos en la regeneración de heridas y lesiones de deportistas.
"Suena un poco a película de vampiros, pero no lo es. El PRP brinda resultados extraordinarios en la calidad de la piel con la sangre de uno mismo. Con más hidratación, más lozanía y menos arrugas. Para ponerlo en palabras sencillas: es el shock de rejuvenecimiento más completo del momento", confirma Fernando Felice, médico cirujano y uno de los primeros en manejar esta técnica en el Centro de Estética Vesalio.
El ciencia del PRP se centra en las plaquetas, conocidas por ser las responsables de la coagulación. Para conseguirlas, se extrae sangre del brazo del paciente con una jeringa, como en un análisis de laboratorio común. Esa muestra extraída se colocan en una centrifugadora y se procesa durante un tiempo determinado. Con el centrifugado, los glóbulos rojos y los blancos se separan de la masa plaquetaria y se concentran en diferentes niveles dentro del tubo, como sucede cuando combinamos agua y aceite.
Luego, con unos preparados adicionales –en su mayoría se le agrega cloruro de calcio-, el PRP está listo para ingresar a la zona deseada mediante la aplicación intradérmica. Esas plaquetas en estado de activación van a liberar factores de crecimiento que mejoran de forma natural las funciones del fibroablasto, célula resistente del tejdo que está a cargo de determinar la estructura y la calidad de la piel.