Julia Nora Sara Trzenko, mucho más conocida como la talentosa cantante y actriz Julia Zenko, sorprendió al atreverse a hablar de su infancia y adolescencia en su primer libro, Jaie Sure, editado hace pocos días y presentado en la reciente Feria del Libro.
Sus recuerdos incluyen historias de bullying, abuso sexual, una abuela rescatada de una red de tratas y finalmente su salvación a través de la música
Famosa desde los años '80 por sus éxitos pop y baladas, Julia Zenko luego sobresalió en giras mundiales como cantante de tango en la ópera María de Buenos Aires. Después hizo temas de Elis Regina en portugués, acompañó al famoso violoncelista Yo-Yo Ma en Japón, participó en los conciertos Las Elegidas en el Colón, e hizo musicales como Zorba el Griego y Querido Evan.
Ahora también es escritora, una faceta que no se le conocía y donde es ella misma la primera sorprendida.
"Hacer un libro era algo que nunca se me cruzó por la cabeza. ¡Nunca jamás! Todo empezó en época de pandemia, al estar tantas horas sola en casa con mi gatita. Empecé a escribir recuerdos con nostalgia, melancolía y el miedo de empezar a perder la memoria. No sabía que iba a ser un libro, pero cuando se lo leí a una amiga me dijo que tenía que ser un libro y me conectó con la gente de editorial Galerna. Me propusieron hacerlo y acepté, aunque me dio un poco de cosa que la gente sepa tantas intimidades, porque nunca fui una un artista que vaya a los medios a hablar de su vida privada. Pero llegué a la conclusión de que esto puede servir a las personas que lo lean".
Jaie Sure no habla de la vida profesional de Julia, aunque seguramente tiene infinidad de anécdotas deliciosas de toda su carrera. "El límite -cuenta- fue que tenía en claro que este libro iba a ser exclusivamente de cosas que tengo adentro de mi cabeza, mi corazón y mi historia personal. ¡Para lo otro están Google y Wikipedia". De todas formas, está tan contenta con el resultado y la recepción que ya no descarta una segunda parte.

Recuerdos de infancia
Julia Zenko se crió en La Paternal, cerca de avenida San Martín y Juan B. Justo. A medida que avanzan sus recuerdos, van apareciendo las historias de bullying, abuso y maltrato. En su caso, la consecuencia fue una gran timidez y una autoestima muy baja. "Siempre tuve problemas con mi peso", confiesa en la página 30. "A los 12 años pesaba 72 kilos. Engordar, adelgazar, engordar, adelgazar".
En una charla con Clarín en un café por Coghlan, la flamante escritora recuerda una anécdota que no aparece en el libro: "En el colegio había dos o tres nenitas que eran como las piolas, y una vez me tomaron una prueba para ver si entraba o no al grupo de las populares, como le dicen ahora. Recuerdo esa situación de humillación, pero no lo hablaba con nadie. No hablaba, sino que comía".
-¿No se lo contabas a tus padres o a tu hermano mayor?
-Nada. Mi hermano me decía "Dumbo", por el tamaño de mis orejas, que mamá me pegaba con cinta. O me decía "Narigasnada" y yo lloraba. Pero era tan vivo que si yo le contaba a mi madre, le decía que no había hecho nada .Mi vieja le creía y subestimaba la situación, pero yo la la pasaba mal. Por eso mi hermano, en el epílogo del libro, me pide perdón.

-En el libro llama la atención tu historia familiar, pero seguramente muchos abuelos inmigrantes vivieron situaciones similares.
-Ya tuve muchas devoluciones del libro donde algunas personas me contaron que más gente de la colectividad sabían de esas historias. El origen está en la llegada de muchas niñas polacas a la Argentina. Yo me fui enterando de grande del sufrimiento de mi abuela materna y no sé si nació en un prostíbulo, pero fue criada ahí. Y mi abuela paterna estaba casada con un señor que era ladrón de guante blanco. Descubrí que en mi familia había muchos secretos. Mi tía, la hermana de mi papá, tiene el mismo apellido que mi mamá, algo rarísimo. No tengo cómo averiguarlo y hay muchas preguntas sin respuesta.
-¿Tu don para cantar te ayudó a superar todos esos miedos y frustraciones?
-De grande me di cuenta que jugaba a cantar frente al espejo, usando un aparatito del tocadiscos Wincofón como micrófono. Bailaba, sonreía y en ese reflejo era una nena feliz. Ahora me doy cuenta que era una forma de encontrar mi camino en la vida, pero nunca lo imaginé como profesión. De hecho, soy perito mercantil; me anoté en la Facultad de Ciencias Económicas porque tenía un novio que estaba en Económicas. Después empecé a trabajar cantando en fiestas infantiles.

-¿Tuviste apoyo de tus padres cuando quisiste ser cantante?
-Mi vieja me había anotado en un colegio comercial, porque en esa época daban mecanografía. Yo no tomaba decisiones, y ella decía que con eso podía trabajar de secretaria en alguna oficina. De todas formas, de chica me llevó a una maestra de canto. El apoyo de mis padres fue increíble, aunque había solamente una condición: mi mamá tenía que acompañarme a todos lados. para "cuidarme". Ella venía conmigo y disfrutaba. Llegué a la conclusión de que mi mamá y mi papá amaban el teatro, la música y el cine. Mi vieja cantaba todo el día y mi papá cantaba tangos.
Abuso sexual
En su libro, Julia Zenko va enhebrando recuerdos tiernos y episodios duros. Cuenta que sobresalió cantando en un acto de fin de curso en el Teatro Ópera, y entonces quebró su invisibilidad. “¡Me miraban por primera vez y alguien me alababa!”

De pronto, en la página 37 procede a relatar un episodio de abuso sexual que sufrió a los ocho años. Cuenta que regresaba de comprar hilos de coser al negocio que había al lado del edificio donde vivía su abuela Jane, y al volver la interceptó un señor “de pelada transpirada” que traía carpetas en la mano y trabó la puerta del ascensor con el pie. Le pidió "que me bajara la bombachita" y la tocó con su dedo.Obviamente subió llorando, el marido de su abuela bajó a buscar al degenerado y no lo encontró. Cuando habló con su madre, ella sólo la consoló diciendo: "Bueno, ya está, no pasó nada".
-¿Cómo fue que esa chica tan callada terminó grabando un disco?
-Empecé a cantar profesionalmente muchos años antes de la salida del disco. Canté en un grupo de jazz llamado Scat Swingers y un día el director Richard Green me dijo que tenía un amigo que estaba buscando una cantante para una banda que tocaba en fiestas prvadas. Era Raúl Parentella. Fui con mi guitarra y con mi mamá al lado. Ahí entré en Amalgama y paralelamente empecé a grabar publicidades que él hacía. Era la época del auge de los pubs, tipo 1977-78. Y cuando una noche fuimos a cantar a un boliche en San Isidro apareció un señor que me dio su tarjeta porque dijo que le gustaría que grabara un disco en el sello Polygram, donde trabajaba.Así que no hice nada para llegar al disco. Mi destino estaba marcado.

-¿Hasta donde llegaron a verte triunfar tus padres?
-Mi papá partió el 12 de octubre de 2012 y mi mamá en 2015. Mi padre siempre me decía, "Eh, mirá cuando cantes en el Colón", pero no me vio. Mi vieja sí logró verme en el Colón, donde sentí que mi papá me estaba oyendo desde algún lado porque mi familia estaba en el palco número 12, que es un número mágico para mí desde que murió mi papá.
-Tuviste momentos de mucha búsqueda espiritual en tu vida.
-Sí, cuando me separé del papá de Lali, de Marcelo San Juan. Soy escorpiana, o sea que me atrae todo lo esotérico. Empecé a hacer yoga y caí en un lugar que me habían recomendado, donde había una foto de Sai Baba entre muchos símbolos de todo tipo de religiones. No tenía la menor idea quién era, pero me fui metiendo. Tampoco tanto, porque no soy vegetariana.
Un gran momento musical
Al momento de la charla, Julia venía de cantar en el Torcuato Tasso, el Palacio Paz y en Ciudad Konex con La Bomba de Tiempo. Ahora, el lunes de esta semana, apareció en la Fiesta FA! de Mex Urtizberea, donde hizo Un osito de peluche de Taiwán. El 22 de junio estará en La Fonda del Golf, en Boulogne, y el 9 de julio nuevamente en Palacio Paz con Facundo Ramírez en piano y Tato Taján en guitarra. Y en septiembre viajará a las islas Canarias para presentarse en el Festival Sabandeño junto a Popi Spatocco y Nahuel Pennisi.

-¿No vas a volver a hacer teatro?
-Tuve tres propuestas para hacer teatro, pero no me sentí identificada. Tengo dando vueltas la idea de hacer un unipersonal, hablando de una historia que quizás se acerca a un pedazo de mi historia en mi libro. Dentro de todo estoy bastante activa, por suerte.
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