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      La tarea de Moliner fue un desafío cultural

      Redacción Clarín

      "Editar un diccionario que era alternativo al de la Real Academia cuya autora era una mujer de izquierdas fue todo un desafío en la España del franquismo", explica Isabel Calonge, la consejera de la Editorial Gredos que aceptó el reto.

      María Moliner, la madre de todas las palabras, nació con el siglo en Aragón, hija de un médico de ideas liberales, y estudió en Madrid en la Institución Libre de Enseñanza, un faro de renovación progresista en la cultura española.

      Ingresó en la Universidad de Zaragoza y estudió historia pese a su interés por la lingüística que no existía como carrera.

      Doña María siempre trabajó. Era una mujer de convicciones firmes, y una intelectual que amaba el rigor científico y atesoraba una moral austera y tolerante. Una de sus hijas decía que "andaba como quien se traga el aire con sus pasos".

      Graduada con Premio Extraordinario, ganó el concurso para formar parte del cuerpo de archiveros y bibliotecarios del Estado.

      El quinto retoño

      En 1925 se casó con el profesor universitario Fernando Ramón y Ferrando, un eminente científico de talante político liberal, con quien tuvo cuatro hijos. O cinco, porque doña María bromeaba que el Diccionario había sido su quinto retoño.

      Durante la República, María Moliner promovió las bibliotecas "circulantes" que llevaban los libros a todos los rincones de España, incluso las áreas rurales marginadas y miserables. Su experiencia y un libro que escribió sobre el tema sirvieron de base a tareas similares de extensión cultural en todo el mundo.

      Mientras criaban a sus cuatro hijos, el profesor Fernando Ramón y Ferrando y su mujer, María Moliner, se comprometieron con la izquierda democrática republicana en los años terribles de la guerra civil.

      El matrimonio, cuando terminó la contienda, fue "depurado". Ese era el término siniestro elegido por la dictadura franquista para expulsar a los derrotados de sus puestos. Pese a todo, la familia no quiso unirse a la larga caravana de exiliados que desangró, entre otras tragedias, a la cultura española.

      En medio del clima opresivo de la posguerra, María Moliner comenzó en 1952 a trabajar en su diccionario, cuyo primer tomo publicó la editorial Gredos en 1966 y el segundo dos años más tarde. Desde entonces, continuó laborando intensamente para preparar una segunda edición.

      La obra y la vida de María Moliner fueron un triunfo que todavía suscita iración y respeto. A los ochenta años, María Moliner falleció en Madrid, el 22 de enero de 1981.

      MADRID. JUAN CARLOS ALGAÑARAZ


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