Varias tecnológicas locales vienen modificando sus modelos de negocio para adaptarse al nuevo contexto local, hoy caracterizado por una inflación en dólares y caída del consumo interno. Un caso concreto es el de Wibond, que está migrando su negocio como plataforma de créditos para el consumo. Ahora apunta a ser una proveedora de servicios financieros para otras empresas.
Ezequiel Bucai es uno de los fundadores de Wibond en 2020, tras haber vendido su primer proyecto, Clicky, una startup de suscripciones para gimnasios. Wibond había comenzado como financiadora de créditos para consumo, bajo el modelo denominado “Buy Now, Pay Later”, para aquellos consumidores que necesitaban pagar en cuotas sin tarjeta de crédito.
Sin embargo, “el modelo directo al consumidor implicaba altos costos de adquisición, baja predictibilidad de ingresos y una necesidad constante de fondeo para operar”, contó Bucai, quien dijo que aun así el año pasado Wibond facturó 750.000 dólares el año pasado con el producto BNPL.
Pero el emprendedor dijo que la caída del consumo masivo (-13,9% el año pasado y con 15 meses consecutivos de caída, según la última medición de la consultora Scentia) les pegó en el negocio. “Fue increíble cómo, a tan baja escala como la nuestra, influyó la caída del consumo. Y, sobre todo, los picos de costo de financiamiento”, detalló.

Wibond tiene sedes en Córdoba, Buenos Aires y Santiago del Chile y 31 empleados. Y la decisión fue lanzar una nueva infraestructura de tecnología financiera embebida, bautizada Wibond Connect, por la cual ofrece productos financieros a plataformas como Reaquila, TOQUE, Flobi, AccessFan y Sellers.
“Al istrar los pagos mediante una billetera virtual de marca blanca, sus s pueden acceder a tarjetas, transferencias, inversiones, préstamos, cambio de moneda y pago de servicios. Es un servicio que las plataformas pueden utilizar para monetizar sin necesidad de construir soluciones complejas ni asumir riesgos regulatorios”, aseguró.
“El cambio a un modelo 100% B2B (destinado a empresas) se basa en reducir el CAC (costo de adquisición de clientes), al trabajar con plataformas que ya tienen una base de s. También nos permite expandirnos en América latina, sin depender del canal directo al consumidor. Y pasamos de un modelo puramente transaccional a uno SaaS (por suscripción) más comisiones por servicios financieros”, detalló el emprendedor, que se propone para este 2025 triplicar la facturación del año pasado.
Otro tanto corroboró Gustavo Brey, quien cofundó la proveedora de servicios tecnológicos Ingenia en 2015. “Nuestro modelo anterior se centraba en un enfoque comercial limitado a la Argentina y proyectos menos escalables, pero el aumento de costos operativos, las restricciones cambiarias y la disminución global de la inversión en capital de riesgo lo hicieron insostenible”, subrayó.
“Esto nos llevó a optimizar nuestro modelo. Nos apoyamos en la inteligencia artificial para automatizar procesos, reducir tiempos de entrega y mantener así nuestra competitividad. De esta manera, pudimos abordar proyectos internacionales de mayor envergadura, ya que expandimos nuestras operaciones a Colombia y España”, continuó.
Ingenia cuenta con 80 empleados y para Brey la clave pasa por diversificar riesgos y adaptarse a los vaivenes económicos con una estructura más sólida y eficiente.

Con clientes como Chubb, Banco Galicia, Grupo ST, Banco Falabella, Scotiabank y Medifé, gracias a los primeros resultados del nuevo modelo implementado, espera un incremento de al menos 40% más de ingresos.
“Este aumento será sostenible, ya que la integración de inteligencia artificial y la diversificación de equipos en otros países nos permitirán mejorar la eficiencia sin comprometer el EBITDA (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización), como ocurrió en 2024”, aseguró.
El campo está esperando
La campaña agrícola 2024/2025 también presenta un escenario desafiante para las startups cuyas ofertas se destinan a este sector, con baja en los precios internacionales y la suba en dólares de los costos, de acuerdo con la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO).
Para pagar un flete, por caso, se requiere 34% más kilos de soja en comparación con la campaña anterior. Para un litro de gasoil, se necesita 40% más. Y para adquirir una cosechadora, 20% más, lo que hizo que las ventas de maquinaria agrícola cayeran 7,4% el año pasado, según la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA).
En ese contexto, la plataforma Circular, creada en 2018, se propone optimizar la logística de la cadena de granos, al integrar a productores, redes de acopio, plantas, puertos, empresas de transporte y choferes, mediante soluciones basadas en big data e inteligencia artificial, todo bajo un modelo SaaS. Por ejemplo, para que cada camión no deba recorrer un 60% de los kilómetros sin carga, como ocurre.
“Forman parte del portafolio de servicios logísticos la gestión y distribución de cupos, la generación de cartas de porte, la coordinación de la recepción y descarga de camiones con sistema de turnos, la digitalización y control de documentación de choferes, la contratación de camiones, el seguimiento en viaje, y la medición de la huella de carbono”, explicó su cofundador Marcos Laffaye.
Circular, con 22 empleados, tiene entre sus clientes a Cargill, LDC, AGD, COFCO, Molinos Agro, Boortmalt, Bio4 o Ceibos Group, además de operaciones en Paraguay y Uruguay, y facturó 800.000.000 de pesos el año pasado. Aun así, la adopción de sus soluciones sólo crecía a la mitad de lo planificado.
“La adopción de nuevas tecnologías en empresas del agro es lenta”, analizó el emprendedor. Pero adviertió que “la caída de los precios internacionales de granos, sumado al aumento de costos en dólares” frenó varios procesos de inversión y adquisición.
“Nuestra empresa no fue ajena a esta situación. Varios contratos que estaban por firmarse quedaron en pausa y aún están en proceso de cierre definitivo. Por eso, en 2024 comenzamos la implementación de la segunda etapa de nuestro modelo, que consiste en ofrecer servicios transaccionales a empresas de transporte y choferes. Incluyen compra y financiamiento de combustibles mediante acuerdo con Shell Flota; seguros personales y para el camión, y neumáticos”, enumeró.
El objetivo del nuevo modelo de negocio, según explicó, es aumentar significativamente la base de clientes. “En 2025 esperamos crecer 50% en facturación y la expectativa es que, en 2026, el nuevo modelo ya represente al menos un 50% de las ventas de la empresa”, completó Laffayea.
La proveedora de tecnología para el agro EIWA también optó por reemplazar su servicio de procesamiento de imágenes de drones sobre ensayos de investigación y desarrollo de semillas por un modelo con una demanda potencial mayor.
“Las empresas a las que les prestamos servicios comenzaron a internalizar el desarrollo de software. Esto hizo que nuestro mercado se redujera sensiblemente”, dijo Nicolás Otamendi, quien cofundó la iniciativa con sede en Buenos Aires en 2014.
“Ahora, nuestra plataforma digital EIWA Vault analiza datos del lote para que el productor pueda medir de manera directa y automática el impacto en la rentabilidad de prácticas agronómicas alternativas, mediante el despliegue masivo de ensayos a campo. Al usar tecnología de siembra y aplicación variable, junto con los monitores de cosecha existentes en la mayoría de las cosechadoras, es una metodología de aprendizaje escalable, porque el productor usa su propio lote como laboratorio de experimentación sin cambiar nada en su proceso operativo”, subrayó el emprendedor.
Entre sus clientes, tienen a Lartirigoyen, Ceibos Group, GDM y AGD. “Esperamos este año duplicar las ventas de este mercado, hasta US$ 2 millones, con crecimiento tanto de Brasil como de la Argentina”, concluyó.
Nuevas promesas
Algunas startups enfrentan otras barreras que van más allá de lo macroeconómico y deben reconfigurarse. La tucumana NotNini, por ejemplo, nació en 2022 con un modelo enfocado en la enseñanza de la programación en colegios, bajo un esquema B2B.
“El crecimiento estaba limitado por los tiempos de implementación institucional y por la necesidad de crear manualmente el contenido. La programación no es una materia obligatoria en la mayoría de los colegios, y muchos siguen teniendo muy pocas horas a la semana”, precisó Marco Canevaro, su cofundador.
En efecto, las tecnologías de información y comunicación sólo son materia obligatoria en 12 de los 24 distritos de nuestro país, según un informe de la Asociación de Docentes de Informática y Computación de la República Argentina (ADICRA).
El año pasado NotNini facturó 80.000 dólares a colegios privados de Buenos Aires y su provincia de origen. “Sin embargo, ahora estamos enfocando nuestros esfuerzos en alcanzar el punto de equilibrio con un modelo en el que 80% de los ingresos provenga de profesores y alumnos”, agregó Canevaro, que lidera a un equipo de ocho empleados.
“Integramos un motor de inteligencia artificial que permite crear contenido educativo de forma automática y a bajo costo. Expandimos de esta manera el alcance de nuestra herramienta a cualquier área del conocimiento. Cualquier docente o estudiante puede crear juegos educativos en minutos. Por ejemplo, le permite a un profesor transformar un examen de matemáticas en un juego interactivo”, señaló.
Con la oportunidad de aprovechar la inteligencia artificial para llegar a un mercado más amplio, el objetivo de NotNini es “alcanzar un millón de dólares en ingresos recurrentes anuales en los próximos 18 meses, luego del cierre de nuestra próxima ronda de inversión”, estimó Canevaro, quien apuntó que este nuevo modelo de negocio es adecuado a la que advierte como una demanda creciente de herramientas educativas accesibles y gamificadas (que trasladan la mecánica de los juegos al entrenamiento y la formación).
Otro ejemplo es el de Lufindo, una startup cofundada por Julieta Caminetsky en 2020 para impulsar la educación financiera gamificada, basada en un “enfoque lúdico-pedagógico y de baja demanda temporal para un aprendizaje significativo”, según la emprendedora.
En concreto, se trata de juegos con escenarios financieros de la vida real, con la meta de que sirvan para aprender a tomar decisiones, junto con simuladores, juegos hipercasuales con mecánicas sencillas, de reflexión e incluso newsgames o juegos de noticias.
“Empezamos trabajando en escuelas secundarias primero de la Argentina y luego de Estados Unidos, Paraguay, México y España. Lo extendimos a los primeros años de la universidad y finalmente a corporaciones, tanto para su talento interno como para sus s y clientes”, continuó.
Si bien enlista entre sus clientes a MercadoPago, los bancos Comafi y Ciudad, y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la emprendedora revela que “era un modelo B2B puntual”, en el que el esfuerzo de ventas resultaba “muy grande y poco previsible”. De hecho, en 2024 facturó 15.000 dólares.
Para seguir vendiéndo a esos clientes, pero de forma recurrente, ahora opta por un modelo de SaaS, “tipo Duolingo para organizaciones”. De acuerdo con sus palabras, “pueden ser escuelas, clubes, bancos y fintechs, plataformas para la gig economy (de trabajos ocasionales o freelance) o de bienestar corporativo, aerolíneas para entretenimiento aéreo o salas de espera para atención médica de toda la región”.
El 89% de los jóvenes usa billeteras virtuales y la exclusión financiera cayó al 9%, de acuerdo con el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en Evidencia (CEPE) de la Universidad Torcuato Di Tella. Con el propósito de transformar esa inclusión financiera en mejores prácticas, la emprendedora proyecta para 2025 acercarse a una facturación de 200.000 dólares.
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