“Nunca lo conté, es la primera vez que lo hago”, le confiesa Daniel Onega a Clarín. Es que esta historia estuvo atrapada en las páginas policiales por más de medio siglo. “Perfumo, Mas y Onega rodearon al ladrón y la Policía hizo el resto”, titula la crónica del diario. Todo sucedió el día de la despedida de Antonio Rattín, el 10 de diciembre de 1970, y lo que era el almuerzo de camaradería se transformó en el tema del día, con escenas de película dignas de recordar.
Onega hoy tiene 78 años. Nació en Las Parejas, Santa Fe, se inició en River y jugó en Racing, Córdoba de España y Millonarios de Colombia. Aún ostenta el récord de ser el máximo goleador de una edición de la Copa Libertadores, 17 en 1966, es el argentino con más tantos en esa competición, 31, y está cuarto puesto histórico. Del otro lado del teléfono, pide un minuto para acomodarse y enseguida afirma: “Te voy a contar lo que sucedió aquel día”.
En realidad, la situación no comenzó aquel jueves 10 de diciembre sino unos meses antes. Del incidente también participó su hermano Ermindo, que en ese momento estaba jugando en Uruguay. El Ronco era 4 años mayor, también de Las Parejas e iniciado en River, y luego actuó en Peñarol, Vélez, Estudiantes de Río Cuarto y Deportes La Serena. Era volante ofensivo, uno de los mejores de la época. Ya retirado, falleció en un accidente de tránsito en la ruta 9, a la altura de Lima, el 21 de diciembre de 1979.
Daniel jugaba en River y Ermindo había llegado a Buenos Aires en un viaje relámpago. Los dos estaban juntos cuando recibieron un llamado de su padre, con el que Tito vivía en Villa Urquiza. “No había celulares, claro, pero bueno, papá sabía dónde encontrarnos. Me llama y me dice que había un periodista uruguayo en casa, que nos quería hacer una nota. Entonces, nos fuimos para allá”, relata con entusiasmo Onega, quien agrega que el personaje en cuestión estaba bien vestido, sabía de fútbol y que durante la entrevista anotaba todo en una libreta, como trabajaban en la época los periodistas.

Entonces, sucede el primer hecho inesperado. “Lo tenía que llevar a Ermindo a Aeroparque porque volvía a Montevideo. Cuando terminó la nota, le pregunto para dónde iba, le dije que yo tomaba por Avenida de los Incas, me dice que estaba bien que se bajaba por ahí. Yo manejaba, mi hermano iba al lado y este señor atrás. De repente, saca un revólver y nos dice: ‘quédense tranquilos, yo soy Tupamaro, estoy herido, necesito plata, plata, tengo compañeros míos escondidos en Tigre’. Imagináte, nosotros, asustadísimos, lo único que queríamos era que se bajara. Le dimos lo que teníamos encima y se fue”.

No hubo denuncia de ese hecho. No se lo contaron a nadie, más que a su papá ese mismo día. Había una razón, eran tiempos convulsionados en el Río de La Plata con los movimientos revolucionarios, Montoneros, el ERP y otros en la Argentina, y los Tupamaros en Uruguay. “Teníamos miedo de denunciar el hecho porque el tipo sabía dónde vivíamos. Se corrió el traje y nos mostró que estaba herido, una venda manchada de sangre. Intentamos olvidar el hecho pero nos quedó mucho miedo”, describe Onega 53 años después.

Pasaron los meses, todo parecía haber quedado atrás. Onega y Oscar Pinino Mas, ambos jugadores de River, se comprometieron a estar en la despedida de Rattín en La Bombonera, a la que fueron otros jugadores del país y de Sudamérica. Para amenizar la espera hasta la noche, se organizó un almuerzo al mediodía en el hotel Nogaró, allí en Diagonal Norte al 500, pleno centro porteño.
De pronto, lo inesperado. “Entro al hall del hotel, estoy saludando y de pronto veo a una persona que estaba hablando con un jugador, que ahora no recuerdo quien era. Me pareció cara conocida, me voy acercando y cuando estoy a 5 metros, más o menos, el tipo me ve y sale corriendo. ‘Es un ladrón, es un ladrón, vamos a buscarlo’ empecé a gritar, y salimos por Diagonal hacia la Plaza de Mayo con Pinino y Perfumo”, agrega el exdelantero.
Sin interrupciones, Onega continúa con el relato: “Imaginate, se armó un revuelo bárbaro, nosotros éramos futbolistas conocidos persiguiendo a una persona, pleno mediodía había un montón de gente que miraba y no lo podía creer. El tipo corría, tenía buen estado físico, y nos costó alcanzarlo. ¿Viste donde está el Banco Nación">Periodista y docente, con especialización en historia y estadística de fútbol. También en SportsCenter (ESPN), Deportea y Éter. Trabajó en Sólo Fútbol, Súper Fútbol, Olé, Radio Continental y Rivadavia y TyC. Publicó más de 10 libros, entre ellos: "Mitos y creencias del fútbol argentino" y "1986 La Verdadera Historia". Es vicepresidente del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF). [email protected]
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