Mientras Santiago Montiel levitaba en el cielo de Avellaneda y la pelota se metía en el arco de Independiente Rivadavia de Mendoza y en la garganta de todos los hinchas rojos en forma de un memorable golazo que hasta hizo pensar a los que tienen más de 50 años de cancha si alguna vez vieron un gol mejor, se cumplía exactamente un año de la última derrota del Diablo en su caldera. Sí, el pasado domingo Independiente cumplió 365 días sin caer en su estadio. Una racha que empezó en el interinato de Hugo Tocalli y que se volvió una marca registrada del ciclo de Julio Vaccari.
Una de las claves de este presente del Rojo, clasificado a los cuartos de final del Torneo Apertura y dependiendo de sí mismo para pasar a los octavos de la Copa Sudamericana, es sin duda alguna el fuerte que supo construir en el Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini.
Acumula 23 encuentros en total sin derrotas en su casa, con 15 victorias y 8 empates, 35 goles a favor y apenas 8 en contra. Ni el más optimista fanático rojo hubiera pensado aquel fatídico 11 de mayo de 2024, tras el golpazo que le dio Talleres por 3 a 1 en el debut del campeonato, que esa iba a ser la última caída en ese escenario. Porque esa jornada, incluso, terminó con un nutrido grupo de simpatizantes enardecidos en el hall de la Platea Erico pidiendo "que se vayan todo, que no quede ni uno solo".
Era el final de la era de Carlos Tevez y, después de tres partidos con Tocalli, llegó Vaccari para, de a poco, ir cambiando el clima y generando confianza. El DT proveniente de Defensa y Justicia cortó con la hemorragia de puntos de local. Con Tevez, Independiente padecía los cotejos en su cancha y jugaba más suelto de visitante. De la mano de Vaccari, eso cambió.

Recobró la seguridad defensiva, le escapó a las derrotas y lo único que perdió fue el miedo escénico. La pelota dejó de quemar en Avellaneda. Progresivamente, no sin alguna resistencia inicial, los murmullos viraron a aplausos. Y los empates trajeron triunfos.
Con Vaccari al mando, el Rojo ganó 14 veces en su cancha e igualó 7. Además, convirtió 32 goles, y recibió tan solo seis. Es decir, tiene un promedio de más de dos goles a favor por partido, y menos de un gol en contra cada dos encuentros.

La comparación entre un año y el otro es muy favorable: en 2024, el Diablo jugó 11 compromisos en su casa, con 6 triunfos y 5 empates, con 13 gritos a favor y 3 en contra. En 2025, contando torneo y Copa, de 10 partidos jugados hasta el momento, ganó 8 y empató solo 2, marcó 19 goles y también recibió apenas 3.
Este jueves, las puertas del LDA-REB, que se volvió un infierno encantador, abrirán nuevamente pero por un duelo clave en el plano internacional. Los de Vaccari, que pondría lo mejor, recibirán a Guaraní por el grupo A. Ganando este cruce y el último ante Nacional Potosí, también de local, estará en los octavos de final. Eso sí, en el medio deberá salir de su fortaleza para enfrentar a Boca en la Bombonera por los cuartos del torneo local.
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