La liga de Brasil, el llamado Brasileirão, llega a la última fecha con un final que parece escrito en Hollywood, o por Fernando Meirelles, para nombrar a un hombre del cine de aquel país. En el formato más tradicional y añorado, 20 equipos, ida y vuelta, y todos contra todos, hoy se juegan todos los partidos a la misma hora, las 16.00 de Argentina, para definir un campeón, los clasificados a las copas Libertadores y Sudamericana, y los cuatro descensos.
Botafogo, que hace una semana se consagró como el monarca de América en el Monumental, puede adelantar el Carnaval en Río de Janeiro en caso de quedarse con el tercer torneo local de su sufrida historia y sellar un doblete que no figuraba ni en el mejor de los sueños: recibe a San Pablo y necesita un empate para hacerse inalcanzable del Palmeiras, su escolta a tres puntos aunque con mejor diferencia de gol.
El Verdão, anfitrión del Fluminense y obligado a ganar, es la piedra en el zapato del conjunto albinegro en el que juegan los argentinos Thiago Almada y Alexander Barboza: el año pasado le arrebató el certamen tras una remontada espectacular y ahora lo exige hasta el último domingo del 2024.
Esta vez, la sensación es que Botafogo no dejará pasar su oportunidad porque cuatro días antes de la final de la Libertadores le ganó con mucha autoridad 3-1 al Palmeiras como visitante, en el que fue considerado el partido del campeonato. Está en juego la gloria y un suculento premio que supera los 8 millones de dólares.
Pero el verdadero drama estará en la parte baja de la tabla, donde ya se conocen a tres de los cuatro equipos que jugarán la próxima temporada en la Serie B, Cuiabá, Atlético Goianiense y Criciúma, y el cuarto se define entre Bragantino (41 puntos y -8 de diferencia de gol), Paranaense (42 y -5), Fluminense (43 y -7) y Atlético Mineiro (44 y -8).
Se sabe que en Brasil no existe eso de que los grandes no descienden, y apenas un repaso por la última década lo confirma: perdieron la categoría Botafogo (dos veces), Vasco da Gama (dos veces), Internacional, Cruzeiro, Gremio y Santos.
Esta tarde, Bragantino juega como local frente al descendido Cricúma y se presume que se quedará con los tres puntos, obligando al resto. El Paranaense dirigido por Lucho González visita al Mineiro en Belo Horizonte, en un mano a mano impensado hasta hace poco, cuando el conjunto Galo era conducido por Gabriel Milito y soñaba con la Libertadores. Ganó un solo partido de los últimos quince (la ida contra River en las semifinales de la Copa), el DT argentino fue despedido y una derrota podría mandarlo al infierno.
Fluminense es otro que pasó de la gloria a Devoto. El campeón de la Libertadores 2023 se olvidó de jugar al fútbol tras aquella final ante Boca en el Maracaná. Visita al Palmeiras y en caso de perder o empatar, una combinación de resultados le regalará un 2025 insólito: jugaría en la B mientras participa en el Mundial de Clubes como cabeza de serie del Grupo F.
Alexander Barboza y Thiago Almada, los argentinos de un Botafogo histórico. Foto: REUTERS / Ricardo Moraes.
Lucho González se hizo cargo de Paranaense y su aventura puede terminar con el peor final. Foto: EFE/ Juan Ignacio Roncoroni.
