Necesitamos y deseamos intensamente salir del confinamiento, comenzar a retomar nuestra vida cotidiana. Ya estamos llegando a los 50 días de la cuarentena por la pandemia de coronavirus y las emociones se manifiestan como un cóctel revoltoso en nuestro interior, un sentir efervescente que nos hace movernos de momentos de incertidumbre y angustia a fastidio y enojo, y de allí a miedo y ansiedad. De un lado para otro.
Pero quizás debamos sostener un poco más esta conducta de resguardo y protección para el bien de todos. ¿Cuándo saldremos? Aún no se sabe.
Lo que es claro para nosotros los psicólogos, y un observador atento también puede colegir, es que vamos a encontrarnos con algunos problemitas. A continuación, cuáles son y posibles formas de disminuir su impacto en nosotros.
PROBLEMA 1
Mi impulso emocional a abrazar y demostrar afecto es fuerte, pero debo mantener distancia física.
Tenemos acumulados abrazos, besos, caricias y miles de expresiones de afecto para con los demás, especialmente los seres queridos. Volver a encontrarnos con ellos podría ser una experiencia hermosa, pero la realidad es que no podemos ar así sin más. Seguramente, deberemos ser muy cuidadosos en la proximidad de los vínculos. Nuestro cerebro más emocional (cerebro medio y parte del frontal) empujan por ar, mientras que nuestro cerebro frontal, inhibitorio también, va a enviar órdenes de no acercarnos, de cuidarnos, va a intentar bloquear la acción. ¿qué hacer?