“Hacemos las cosas bien, tenemos claro nuestro proyecto, sabemos a dónde vamos y eso vale muchísimo”, afirmaba Santiago Tarasido, CEO de Criba, en diciembre de 2022 y en el contexto de una de las cinco veces que la empresa alcanzó el primer puesto en el Ranking de Excelencia Profesional de ARQ.
“Nos sentimos como una empresa que, si bien tiene 70 años de trayectoria, es joven y permanentemente trata de innovar, de buscar cosas que otros no hacen, vemos cómo agregar valor, intentamos desde adentro ser distintos. El que vota la encuesta por ahí también lo ve, lo siente. En el fondo esto no es que vos sos mejor que otro, es como te ven. Y eso creo que es lo interesante de este tipo de testeos”, consideraba por entonces.
Criba está a punto de cumplir 73 años, pero sigue profundizando su perfil innovador. También su permanencia en el podio de las Constructoras en ese ranking.
Al definir el momento actual de la firma, Tarasido hace referencia a la variedad de trabajos en marcha, “de escala diversa, desde obras en las que volcamos grandes volúmenes de hormigón a otras que demandan alto nivel de calidad en el detalle”, que hablan de la versatilidad de la empresa.

Y asegura que trabajan para ser “un referente del mundo de la construcción, pensando con una cabeza muchísimo más amplia que la de una empresa constructora”.
Aspiración que ha ido perfilando paso a paso, haciendo realidad proyectos emblemáticos de estudios de arquitectura de la talla de Pelli (Torre Repsol YPF en Puerto Madero) y Foster & Partners (Casa de Gobierno de la Ciudad), entre las obras finalizadas en Buenos Aires. Y como la que ahora los ocupa en Uruguay, Cipriani Resort, Residences & Casino de Viñoly y con 54.000 m2.
La estrategia de desarrollo de Criba se apoya en la innovación como punto de partida y destaca la flexibilidad entre sus atributos que generan valor. Se concreta en la incorporación de tecnología y el desarrollo de método y planificación. Por otro lado, la firma promueve la transformación interna en la estructura del equipo y del diseño organizacional.

Ante situaciones de cambio de reglas de juego o de contexto macroeconómico o de tecnología, Criba busca anticiparse: “Hacemos los deberes para estar preparados para los momentos difíciles. De hecho, hemos crecido en momentos de crisis -apunta Tarasido- apelando a nuestro ADN de ser flexibles frente a los cambios e ir en constante evolución”.
En ese sentido, las estrategias fueron diversas. Por ejemplo, invertir fuerte en seguridad, incorporar BIM en forma temprana (facilitando, entre otros beneficios, la posibilidad de evaluar cambios durante el proceso en forma rápida e integral) o desembarcar en Uruguay.

En paralelo, el área de capital humano planifica, junto con los responsables de producción, el armado equipos que reúnan un mix de experiencia, juventud y adaptabilidad.
En el día a día, “en cada equipo hay una bajada de siempre ver una forma nueva, más eficiente, buscar cambios, explorar afuera... Cuando llega a un cambio de reglas, nosotros ya estamos adaptados, tenemos herramientas, profundidad de equipo. Esa es la identidad que ha llevado adelante Criba a lo largo del tiempo”, enfatiza Tarasido.
En el camino, los líderes de la compañía apuestan a dar un servicio que los diferencie, en todo. Tarasido asegura que Criba “entendió muy temprano que debía ser un aliado del cliente, y adaptó su filosofía de trabajo y su calidad de gente para estar del mismo lado de la mesa y ver cómo agregar valor, juntos, en lugar de pelear por un adicional de obra”.

Una dinámica que se ha cristalizado en diversas alianzas con grandes desarrolladores para llevar adelante proyectos en conjunto. Es el caso de Raghsa para Le Parc Punta del Este; de Consultatio, con Huergo 475; y de Argencons, con Quartier Lacroze.
“Salimos a ofrecer un servicio donde no hace falta una licitación, donde el desarrollador se asegura trabajar con el mejor constructor; y como constructor nos interesa asociarnos y empezar a trabajar desde el minuto cero. Más, desde el minuto menos diez, porque fuimos generando una visión de negocio y nosotros también aportamos a ese proceso”, destaca.

Fue el caso de Quartier + Colonia, donde constructora, desarrollador, proyectistas y asesores trabajaron alineados desde la etapa más temprana. Así, Criba se unió mucho antes que en el momento de la licitación, arrancó a trabajar en documentación, en oficina técnica e incluso en la gestión de permisos municipales.
Criba apunta a ofrecer una “visión de una obra integral, llave en mano”, insiste, como valor diferencial. Y la compañía le sigue dando forma a Criba Real Estate, un vertical que maneja el stock de unidades producto de proyectos de terceros y de desarrollos inmobiliarios propios.
En este punto, Tarasido comparte la preocupación del sector por el progresivo aumento del costo de la construcción medido en dólares y la presión del precio de venta que achica mucho los márgenes de los negocios.

“Todos estamos buscando cómo ser más eficientes, cómo trabajar más rápido y bajar costos. Ahora, pensar que porque vas a traer dos porcelanatos y un equipo de China vas a hacer la obra más barata me parece que es un error garrafal”, considera.
Y vuelve a poner en relevancia el trabajo sistemático y a largo plazo que genera aprendizajes con efecto sobre la eficiencia, el acortamiento de tiempos de obra (menos gastos fijos) y donde las compras a escala que les permite el volumen de obras que lleva la empresa en simultáneo es solo una pieza más del engranaje.
“Siempre estamos buscando productividad. Hace 20 años hicimos una torre de 30 pisos en la cual todo el núcleo de escaleras fue realizado con piezas de hormigón premoldeado que fuimos montando con grúa”, recuerda.

Y aclara: “En Argentina tuvimos muchos años en los cuales si querías sumar demasiada tecnología, equipo o máquinas, no te compensaba con lo que era el costo de mano de obra, la ecuación no cerraba”.
A su vez, considera que al día de hoy la relación mano de obra versus tecnología y costo de equipos cambió: “Cada vez va a tener más sentido que se analicen en la Argentina este tipo de cosas. Si alguien dudaba sobre la conveniencia de poner una grúa en su obra, hoy creo que debería hacerlo sin dudar”.
La tecnología también se metió en la obra para aliviar en múltiples aspectos el proceso productivo. “Hoy nuestra gente accede a través de su teléfono y un código QR a la documentación que está vigente, donde sea y en simultáneo”, acota.
“Lamentablemente y por muchos años, Argentina ha estado muy encerrada en sí misma. Más allá de la posibilidad de importar, esa situación te privaba del lujo de trabajar en proyectos internacionales. Ojalá que ahora la nueva perspectiva nos acerque más al mundo”, sostiene Tarasido. Y explica que Criba ya había salido a buscar esas oportunidades.

Uno de esos proyectos fue bisagra en la historia de la constructora. En 2010 ganó la licitación para construir la nueva sede central del Banco Ciudad en Parque Patricios (actual Casa de Gobierno) en una modalidad proyecto y precio que buscaba acortar plazos y lograr el mejor diseño al menor costo.
Criba fue a buscar a Norman Foster, una alianza que la acercó a las mejores prácticas y a conocer la última tecnología.
En el primer viaje a Londres para ajustar el proyecto, la empresa trabajó junto a los arquitectos y todo el equipo de asesores.

“Antes de tirar un metro cúbico de hormigón en la obra fuimos a la estación de Canary Wharf del Metro, con un hormigón que parecía un mármol. Nos decían ‘tienen que lograr esto’. Nos presentaron a quienes se ocuparían de toda la sustentabilidad del proyecto, al asesor específico de hormigón. Ese es el roce que te trae este tipo de proyectos que, si te quedás encerrado en lo que pasa en tu mercado local, no lo vas a tener nunca - asegura-. Es más, hace ya 15 años, tenían impresoras 3D que usaron para probar opciones para los parasoles, las traían impresas en un momento”.
La entrevista avanza y anochece en las oficinas de Criba, con vista privilegiada al Obelisco y al Teatro Colón. Sobre el antepecho de la ventana se destaca, entre otras, una de las distinciones del primer puesto en el ranking ARQ.
Surge un tema tras otro, todos interesantes. Para cerrar, ¿qué ve un cliente en Criba?: “Más allá del precio de la licitación o el presupuesto, ve servicio añadido, eficiencia, posventa, garantía, costos, tiempos. Una empresa que hace 73 años está perfeccionando un servicio, eso debe tener un valor agregado”.
Sobre la firma
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO